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Crítica de julycbooks


julycbooks
29 May 2021
¿Viste cuando leés uno de esos libros que te dejan con el corazón hecho pedazos y emocionalmente inestable? Bueno, acá estamos.

Siento que tengo TANTO que decir y no sé ni por dónde empezar. El último tercio del libro es un viaje emocional tremendo. Semanas después, todavía lo estoy procesando.

Los años rotos comienza cuando Pablo, nuestro protagonista, decide escribir la historia de su vida luego de la muerte de su abuela, un pilar fundamental de su vida. Seguimos su crecimiento en un pueblo de Chaco, Argentina, su camino de descubrimiento personal y las relaciones que forja con su familia y las personas que lo rodean.

Voy a empezar diciendo que este es un libro de personajes. Son casi seiscientas páginas de puro desarrollo de personajes… una pista de por qué me gustó tanto. Cada uno de ellos está tratado con amor y cuidado y tiene un desarrollo completo. Vemos el lado bueno y malo de todos, los vemos como las personas complejas que son. Se sienten completamente reales y cercanos, tanto que podrías decirme que esto es una historia real y no una novela y me lo creería.

Ahora voy a desmenuzar mis sentimientos por cada uno de ellos.

Empecemos por Pablo, el protagonista. Lo seguimos desde que es un niño, a lo largo de toda su adolescencia y en su transición hacia la adultez; lo acompañamos por todo el duro camino de crecer. de niño ya es inteligente y avispado, a la vez que inocente y testarudo. También es muy reservado, de esas personas que lidian solos con sus problemas hasta que explotan. Si bien en ciertos momentos me daban ganas de gritarle “¡Pablo, date cuenta!”, la mayoría del tiempo quería decirle que todo iba a salir bien. Esa ingenuidad que tiene a veces es lo que lo hace tan querible.

Su voz como narrador me cautivó desde las primeras páginas. Amé cada segundo estando en su cabeza, siguiendo sus logros y sus malas decisiones, sus tormentos, sus pasiones, todos los descubrimientos que hace acerca de sí mismo y de quienes lo rodean. Su enojo hacia su familia me pareció tan real y válido, incluso cuando no fuese la solución correcta. Su negación hacia sí mismo y cómo descuida su salud mental es algo que puedo comprender profundamente, enfrentarse al propio dolor es duro. Pero más allá de eso, de sentirme identificada con él, es un personaje bien desarrollado, con una voz propia muy marcada, que genera empatía y cariño.

Después de volcar todo mi amor por Pablo, hay que hablar de la abuela. Además de establecer que es una genia, creo que es muy importante lo que representa. Ella es un lugar seguro para muchos de los personajes. Es contención, amor, aceptación. Ella crea un espacio en donde pueden ser ellos mismos, evolucionar fuera de las restricciones de sus complicados hogares, pero tampoco les da rienda suelta a su locura. Es la primera en señalar cuando están metiendo la pata y preguntarles qué demonios les pasa, dándoles esos consejos sinceros y directos que tanto necesitan.

En cuanto al resto de la familia de Pablo, sigo destacando a las mujeres. Incluso cuando no tienen la mejor de las relaciones, su mamá y sus hermanas son sus ejemplos a seguir. Su mamá es callada y a veces distante, chapada a la antigua, siempre dispuesta a doblegarse ante su marido. Pero tiene esa fortaleza silenciosa que podemos ver en ciertos momentos, se involucra todo lo que puede en la vida de sus hijos y a pesar de que muchas veces se equivoca, en lo importante intenta apoyarlos. La vemos crecer hacia el final del libro, confrontar algunas de sus creencias y de sus errores, y hasta yo me sentí orgullosa de ella, a pesar de haberla detestado en algún punto del libro. Sus hermanas tienen un desarrollo propio también, vidas que van más allá de girar alrededor del protagonista como sucede en otros libros. Carolina me cayó mal pero no dejé de entenderla y empaticé con ella por lo difícil y frustrante que es su relación con sus padres. Karina es una presencia muy importante al inicio del libro, y su distanciamiento me dolió tanto como a Pablo. Pero cuando te enteras de sus secretos, solo quieres abrazarla y felicitarla por todo lo que logró. Por otra parte, el papá de Pablo es el típico hombre conservador de pueblo, serio y estricto, que por aferrarse a esas ideas tan anticuadas falló en forjar un verdadero vínculo con sus hijos.

Otras mujeres importantes en esta novela son Pamela y Luciana, quienes se convierten en una constante en el libro y son exactamente las amigas que Pablo necesita, chicas fuertes y de carácter, que lo apoyan siempre pero también lo obligan a salir de su burbuja y lo empujan a ser mejor. Si el libro hubiera sido más largo, me hubiese gustado saber aun más sobre ellas y sus vidas.

Por último, me falta hablar de Mauricio. La relación tan intensa, genuina, adorable y aparentemente irrompible que forman él y Pablo es uno de los puntos más fuertes de este libro. Esa amistad infantil y cómo se acompañan por la vida, pasan por tantos tumultos, tantos desastres, son una roca el uno para el otro. Mauricio está pasando por una situación muy difícil en casa, y en la Guarida con Pablo es donde puede escapar y sonreír. No estoy segura de que me haya gustado el rumbo que toma su personaje en el último tercio de la novela, pero no tiene por qué gustarme, porque se siente real.

En cuanto a la trama, cuando digo que es un libro de personajes, eso no quiere decir que en la historia no pase nada, todo lo contrario. Hay incluso giros que no me esperaba y el final no es para nada predecible. A través de estos personajes tan preciosos y complejos, el autor desarrolla un montón de temas con total naturalidad. Los va entrelazando sin que uno casi se dé cuenta, porque así pasa en la vida, todo está sucediendo a la vez. Y luego se dedica a darle un cierre a prácticamente todas las cosas que plantea. No significa que sea un felices para siempre, a veces el final es agridulce o directamente agrio, pero no deja nada colgando.

Entre los temas que toca, están el machismo, tanto en la sociedad como el que cada uno interioriza, y la violencia de género. El propio protagonista se da cuenta de que está siendo un imbécil respecto a algunas cosas, y sus amigas están siempre allí para remarcárselo cuando no puede verlo. Por no hablar de toda la homofobia que sufre Pablo de parte de la gente del pueblo, el bulluying de sus compañeros y lo mucho que lucha contra los roles de género impuestos y la homofobia interiorizada para poder aceptarse a sí mismo.

Un aspecto relacionado a esto último es la religión, especialmente todo eso que nos inculcan casi por obligación y se te queda grabado en la cabeza por años y años. El catolicismo forzado en el que nos vemos inmersos desde niños puede causarnos muchos conflictos, especialmente a personas de la comunidad LGBT.

El otro gran enfoque del libro es la salud mental. Crecer gay en un pueblo conservador, su familia disfuncional y otros conflictos llevan a Pablo a tener serios problemas de salud mental que él se niega a reconocer durante la mayor parte del libro. de hecho, el tema de las sombras es de lo mejor de la trama. Es una representación de la lucha interna del protagonista y cuando descubrimos qué es lo que realmente simbolizan, se me partió el corazón. Me encanta la resolución que tiene este aspecto de la historia al final. Pero es triste y a momentos muy difícil de leer, así que aquí dejo algunas advertencias de contenido: .

Por otra parte, el estilo de escritura me atrapó por completo. Es muy cotidiano, muy nuestro. Tiene a momentos reflexiones preciosas y está excelentemente narrado, pero toda la historia, especialmente los diálogos, están muy arraigados en la cultura argentina. Quizás eso es parte de lo que hace que la historia se sienta tan real para mí. Aclaro que al no haber sido publicado tradicionalmente, el libro tiene algunas erratas y errores ortográficos, pero nada que distraiga de la lectura ni que le quite mérito al estilo del autor.

En conclusión, Los años rotos es una novela excelente, con personajes profundos, cautivadores, complejos y muy bien desarrollados, un estilo de escritura bello y a la vez cercano, una trama que se construye lentamente tocando temas difíciles y que cierra de la mejor manera posible. Es un libro con el que me reí a carcajadas y lloré a mares; no quiero soltar a los personajes. Leeré absolutamente todo lo que Emir escriba.
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