Cuando la oscuridad nos ama

El libro se compone de dos historias cuyo punto de unión podríamos decir que es el terror psicológico. No es miedo per se, sino más bien una amenaza latente de algo oscuro, una especie de desgraciada consecución de los acontecimientos que da la sensación de que en cualquier momento va a pasar algo malo.

En la primera historia, la que da título al libro, la protagonista es una mujer recientemente esposada y feliz, que pasea por el campo imaginando un bonito futuro. Digamos que por una cuestión de mala suerte acaba encerrada bajo tierra, teniendo que sobrevivir como buenamente pueda (los túneles subterráneos parecen infinitos, y hay zonas con agua y múltiples babosas y algas para comer). Para más inri resulta que ella estaba embarazada y consigue sobrevivir con su hijo unos cuántos años, hasta que decide que es momento de que conozca a su padre y las maravillas del mundo exterior.

La segunda historia, más larga que la primera y titulada “La belleza es…”, entrelaza dos relatos: el de un matrimonio en el que la esposa descubre que tiene poderes curativos y su marido no para de decir que serán castigados por ello (como parece que sucede cuando por fin son padres), y el de su hija Martha, que nació sin nariz y a la que muchos llaman retrasada, contado desde que mueren sus padres. Con el desarrollo entrelazado de ambos relatos vamos viendo cómo la madre se desvive por encontrar una cura para su hija, mientras que el padre la rechaza desde un primer momento. Algo traumático le sucedió a Martha para provocar ese bloqueo, pero no será hasta la edad adulta que podamos descubrir qué sucedió y qué destino le espera.

Ambas historias me han sorprendido gratamente porque están muy bien escritas y consiguen generar en el lector una sensación de tensión latente que hace que no puedas parar de leer. Todo un descubrimiento de autora, libro y editorial.