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Un libro que se lee rápido, fácil, si bien lo que se narra en este libro son realidades que llevan mucho ocurriendo, que siguen a la orden del día, rodeadas de modernidad y comprensión falsas y que, por ello, no pueden ser más complejas y difíciles, lejos de lo ameno, ligero. Para mí Lunja tiene una voz muy real, la he sentido cerca en la poca experiencia que yo podía compartir o sentir como mía, pero incluso en aquello donde el privilegio me acompañada en el fondo, en todo momento la he sentido honesta y junto a mí. Entiendo por qué es una novela a la que califican como juvenil —es un 'coming of age', al fin y al cabo—. Sin embargo, hay algo que me chirría. Es cierto que la educación y la empatía se deben cimentar lo antes posible, pues, aunque en realidad lleve la vida entera, el proceso para una misma puede ser mucho más sencillo y también para las personas que nos rodean, restando prejuicios e injusticias en el mundo (que tampoco viene mal). Por ello diría que es una de estas obras que deberían leerse en los colegios españoles —y de muchos otros países—... ¿Pero qué pasa con los adultos que no van a la escuela, por lo general, y con los profesores que ni se paran a escuchar y reeducarse? No, Hija de inmigrantes es para todos los públicos. No tengo duda. Puedo pensar en muchos padres, familiares, conocidos a los que les regalaría esta novela que sin un estilo cargado, pesa y retuerce. He llorado en muchas páginas, he sentido una mínima parte de todo lo que Lunja y su familia vivía... ¡y qué racistas seremos siempre y qué clasistas y qué LGTBIQ+fobos y qué crueles e inhumanos seremos si siempre hacemos, leemos, escuchamos... lo mismo... y a los mismos! |
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