Nadie salva a las rosas

Nadie salva a las rosas no ha resultado ser el libro que esperaba, pero ha acabado siendo una lectura valiosa por motivos sorprendentes y que no fui capaz de anticipar. Para mí, más allá de la trama (que para mi gusto no conforma un thriller frenético o indescifrable como esperaba) lo mejor del libro y el aspecto que me ha ganado por completo son los personajes, sus emociones y cómo reaccionan a los sucesos.

La historia de Rihanna, al igual que ella como personaje, es única. Su dura vida y todo a lo que se enfrenta me ha conmovido, asombrado y marcado. Por otro lado, que la trama mezcle el pasado de Rihanna con el presente de los dos narradores principales me ha parecido un gran acierto: así, el lector va comprendiendo poco a poco la importancia de la chica para ellos dos y se justifica sus reacciones ante la terrible noticia que reciben al comienzo de la novela. Además, el estilo narrativo del autor consigue una curiosa combinación: una lectura ágil con un ritmo relativamente pausado, en el que se prioriza explorar el interior de los personajes (por ejemplo, cómo afrontan el duelo, los cambios drásticos que están sufriendo sus vidas por diferentes motivos, su impotencia ante no poder hacer justicia o su incertidumbre al no comprender sus propios sentimientos) frente a lo que es el proceso de misterio o investigación que suele primar con la misma catalogación que esta.

Esto último era lo que esperaba, pero no lo he echado en falta. Me ha resultado muy interesante el peso y los matices que se le dan aquí a las personas, así cómo al gran trasfondo social y la triste realidad que queda reflejada en las páginas de esta novela que, ha sido un grato descubrimiento.
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