Este libro está dividido en dos partes: Putas palabras y Amor. Solo con eso ya dan ganas de leerlo. Pero es que eso es solamente la parte visible del iceberg. Como lo es Libby, que es una mujer (no guapa, según sus palabras), con un nombre, con un pasado y con un presente que se entreveran como lo hacen las palabras en este juego de verdades y mentiras que te atrapa desde el principio. Solo un nombre para hablar de todas, de lo que pasa, de lo que se calla; de la importancia que tienen las palabras y, a la vez, del significado que les robamos. Amor puede leerse de una sentada, pero no puede explicarse tan fácilmente. Estoy segura de que cada una de las personas que lo lean sacará una conclusión diferente de él. |