Mercaderes del espacio

En un futuro en el que la población se dispara, la contaminación es excesiva, se agotaron los combustibles fósiles y la calidad de vida de las personas es mala —con excepción de los más ricos— nos encontramos con una sociedad en la que el poder dejó de estar en manos de los Estados y pasa a manos de las grandes compañías. En medio de esto, nos encontramos con Mitchell Courtenay, publicista de gran prestigio que acaba de ser encargado de lo que parece ser la campaña de su vida: La búsqueda de los primeros colonos de Venus.

Bajo las circunstancias que describo ser la compañía encargada de dicha campaña no supone solamente encargarse de hacer un comercial, una valla y un mensaje para los medios audiovisuales; bajo este paradigma la empresa que se encargue de la campaña pro Venus tiene el poder sobre la ruta comercial y explotación del nuevo mundo para los humanos. Es un gana y gana por cualquier lado que se mire.

Courtenay piensa que ha llegado a la cumbre de su carrera, que está ante el reto más importante y por el que será recordado el resto de su vida; pero pronto se verá envuelto en una conspiración corporativa que lo obligará a sumirse en lo más profundo de la sociedad, conocer el día a día de los menos privilegiados y descubrir la forma en la que se manejan de verdad las cosas en el mundo.

Esta novela es un digno exponente de su época. Es una historia escrita y publicada originalmente en los 50's, por eso muchas de las cosas que plantea y cómo las desarrolla podrían resultarnos anticuados, pero el valor que los lectores contemporáneos le pueden dar al libro viene de otro lugar.

Todo el marco de las grandes compañías que controlan la sociedad sirve para abordar el tema del consumismo hiperdesarrollado, hacer una sátira al capitalismo y al estilo de vida americano. Junto a esto, afloran temas como el ecologismo en oposición al consumismo —aunque sea una pena que lo aborden como algo negativo— y la paradoja que se crea entre la calidad de vida creada por el consumismo y la escasez de las necesidades básicas de la vida humana. Estamos ante una sociedad que se ha dedicado a crear necesidades en las personas con el único objetivo de consumir.

Es un libro que navega entre la crítica, los viajes espaciales, un poco la novela policial y que aprovecha algunos momentos para soltar uno que otro chiste de forma irónica cuando menos se espera. Extrañamente, el humor tan presente en la primera parte del libro, desaparece del mapa en la segunda parte y se echa mucho en falta.

Ese es justamente el mayor pero del libro, pues luego del giro en la trama todo cambia de rumbo y nada parece justificar lo que acontece. de la nada la esposa de Courtenay está más involucrada en todos los sucesos y hay más motivos que antes ni siquiera se atisbaban en el horizonte del personaje. El mismo Courtenay tiene un cambio un tanto increíble de rol pues pasa de ser el publicista del comienzo a un trabajador raso y brillantemente escala pronto, se involucra en una secta, vuelve a Nueva York y toda una suerte de cosas que pasan muy pronto y sin un motivo de fondo para justificarlo.

Con esto y a pesar de lo raro que ha envejecido la historia, muchos de los planteamientos de Mercaderes del espacio son, cuando menos, interesantes de poner sobre la mesa y jugar a visualizar un mundo que en parte ya es cierto y que en parte no, pero que no deja de ser, en cierta medida, bastante verosímil.