El cementerio de Praga

Se trata de un libro con grandes dosis de historia pues sitúa la acción en la segunda mitad del siglo XIX y se centra en Simonini, un piamontés que vive en París dedicado a la falsificación de documentos en una época convulsa en la que los intereses económicos y políticos pretendían convertir en enemiga a comunidades como la judía y alimentándose toda una trama dedicada a hacer creer a los ciudadanos que existe una auténtica conspiración judeomasónica. Acontecimientos reales como la unificación italiana, la guerra Franco-Prusiana, la expedición de los camisas rojas de Garibaldi o la Comuna de París, aparecen retratados a la perfección, implicando de una manera u otra al protagonista e inspirándose en obras como “El conde de Montecristo” a la que recuerda en su estilo y en casos como los expuestos por Sigmund Freud.

Pero quizás, lo que más me gusta de este libro es el hecho de que el trastorno de personalidad doble que sufre el protagonista le lleva a reconstruir su propio pasado mediante un diario en el que tanto Simonini, como su alter ego, el Abad Dalla Piccola, van escribiendo lo que van recordando de su pasado, con saltos temporales y episodios ocultos en la memoria por vergüenza que Simonini oculta pero que el Abad rescata al recordarlos sin remordimientos por no ser sentir como propios y viceversa.

Es muy curioso el ritmo que Umberto Eco consigue en esta novela, alternando los recuerdos de una y otra personalidad en el diario y planteando esta dualidad en un personaje que pierde el conocimiento y, al despertar, debe acudir a dicho diario para conocerse a sí mismo a través de las palabras de un hombre que considera ajeno a él.

Otro de los puntos fuertes de este libro es la habilidad de Umberto Eco para recrear el origen de muchas de las estafas o mentiras urdidas en la Historia para lograr la oposición o rechazo a pueblos o sectores. Los judíos, las mujeres, los masones o los revolucionarios son algunos de los puntos de mira del odio del protagonista, un personaje por el que el lector no sentirá ninguna simpatía y a través de cuyo pensamiento se asiste a la fragua de un sentimiendo de odio, sobre todo antisemita y pre-hitleriano que le llevarán a falsificar, conspirar, espiar y contraespiar sin ningún tipo de pudor.
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