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Bautismo de acero es el primer libro de una saga, así que estad preparados para aprenderos muchos nombres y permaneced alerta para no perderos ningún detalle. Inevitablemente es mucha la información que se nos va dando a lo largo del libro para que podamos ir conociendo el mundo en el que está ambientado. Un mundo en el que la magia está terminantemente prohibida, aunque no todos están de acuerdo con esta prohibición. ¿Es justo que se prohíba algo por el mal uso que le dan unos pocos cuando, de estar permitido, es mucho el bien que podría hacer? A pesar de que al inicio le cuesta un poco arrancar, superadas las primeras páginas coge mejor ritmo y no poco a poco nos vemos rodeados de conspiraciones, batallas y traiciones. Y es que los conflictos entre países y además, con magia de por medio, siempre resultan un buen enganche. Es cierto que la visión, al usar un único foco de acción, está un poco sesgada. La novela tiene varias tramas con múltiples personajes, pero en vez de entrelazarse, las vivimos de manera lineal por orden puramente cronológico. Este cambio algo abrupto de protagonistas permite al lector vivir la historia desde varios puntos de vista, aunque al mismo tiempo, también le aleja de los personajes de los que se ha encariñado. Personalmente, esa añoranza me ha impedido conectar al mismo nivel con los protagonistas posteriores. Quiero destacar la aparición de un personaje del que apenas conocemos nada pero cuyo nombre se va repitiendo a lo largo del libro. Lo vamos conociendo a través de la visión que tienen de él el resto de personajes, un recurso que me parece muy original. Bautismo de acero es, pues, una primera parte de una saga de fantasía épica y como tal, comparte dos de los elementos típicos de este tipo de libros: una trama más bien densa y un conflicto que apenas se está empezando a desarrollar. Deberemos adentrarnos en los siguientes volúmenes de la saga para meternos de lleno en el meollo y descubrir su desenlace. |
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