Una casa sin vistas

Viajamos a Seatle para disfrutar de un entretenido romance que nace de un intento de venganza.

Danielle Collins es una decoradora de interiores de veintinueve años. Anula su boda pocos días antes de celebrarse al descubrir la infidelidad del que iba a ser su esposo. Abandonó su ciudad para seguirle y ahora no tiene ni casa ni boda, pero al menos le encuentra utilidad al que iba a ser su vestido de novia.

Su venganza va a consistir en edificar una casa turística justo en el terreno contiguo al que iba a ser su hogar. Para ello va a necesitar, entre otras cosas, un arquitecto, y justo en su empresa hay uno muy bueno, pero muy poco sociable.

Wyatt Montego es arquitecto en una constructora, tiene treinta y cinco años y buenos motivos para no confraternizar demasiado con sus compañeros. Cuando Dani le pide ayuda acepta a cambio de que ella le haga un favor a su abuela, aunque no sabe que va a participar en una venganza.

En la novela es muy importante la amistad, ya que Dani no lograría su propósito sin la ayuda de su prima Mía y de Iris, su casera. Vamos a ser testigos de un amor forjado a fuego lento, de situaciones muy divertidas y de algunos malentendidos. También es importante el crecimiento personal de la protagonista.

Me ha gustado mucho el libro, me ha resultado muy fácil de leer y me han divertido mucho algunos pasajes. La obra es perfecta para el verano y para pasar un par de tardes entretenidas desconectando del día a día. Os animo a darle una oportunidad si os gustan los romances ligeros y actuales.