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Crítica de Ros


Ros
14 June 2023
Un libro dedicado a Chipre que me interesó y leí cuando viajé a la isla y como es habitual y mi costumbre, antes de viajar a cualquier lugar, me preparo con lecturas e información con el fin de conocer y aprovechar mejor todos los lugares que visitaré.

Y en este caso, es que se trata, además, de un escritor al que conocía por sus extraordinarios libros del llamado Cuarteto de Alejandría.

Me gustó mucho Chipre, visité la casa en la que Lawrence Durrell vivió, me hice fotos allí y me gustó mucho el lugar.

No estaba previsto visitarla, pero mi interés, me llevó a solicitar del guía que mientras los demás comían y descansaban en un restaurante, en la abadía de Bellapaix, yo sabiendo que no estaba lejos la casa de Durrell, y junto a dos amigas, nos pudimos acercar a visitarla.

Para mí fue una escapada que no olvidaré. Estaba pintada de amarillo, en una cuesta. Una casa grande que da a dos calles, con terraza y también aparece el nombre de “bitter lemons” en la pared al lado de la puerta de atrás, ahora he repasado las fotografías y qué agradable recuerdo me han traído.

En realidad es mucho más que un libro de viajes, ya que Durrell vivió en la isla grandes temporadas y así nos relata situaciones emocionantes y diferentes, nos describe los bellos paisajes, también a sus gentes a las que le gustaba conocer, sus fiestas populares y todo ello, con su característica prosa, colorista y muy cercana.

El libro comienza con una frase inolvidable, : “ Los viajes como los artistas crecen, no se hacen.” Y desde luego, para nuestro escritor, que fue un excepcional viajero, resulta muy adecuada.

Nos narra los tres años entre 1953 y 1956 que residió en Chipre, según él mismo explica, quería retirarse a un lugar tranquilo, comprar una casa, arreglarla y poder escribir. Y es que según lees, vas percibiendo cómo disfrutaba de su estancia en este paraje.

Y eso fue lo que hizo, encontró una casa en Bellapaix, un pueblecito de montaña, en la actualidad zona turca, y la acondicionó y así nos va relatando cómo vivió, lo que hacía, así como sus excelentes y estrechas relaciones con los habitantes de la zona.

También nos relata sus grandes paseos, las fiestas del lugar, las visitas de sus amigos y su familia, su trabajo allí, primero como profesor de inglés y más tarde como relaciones públicas del gobierno colonial. En esta etapa, Chipre era una especie de colonia británica.

Y también nos da a conocer cómo vivió y cómo fue desde su punto de vista la aspirada y deseada unión con Grecia de la comunidad chipriota y la “Enosis” llamado así al concepto de unificación política entre Chipre y Grecia, para liberarse de la dominación británica.

Surgen las tensiones, hace su aparición el terrorismo de EOKA y como se va haciendo cada vez más insoportable el clima y el miedo generado.

Es muy interesante porque asistimos a esta situación, ya prebélica desde su punto de vista, de un británico amante y amigo de griegos, chipriotas y turcos, hasta que tuvo que abandonar Chipre y su casa, donde jamás volvió.

Poco después, en la isla se desencadena una guerra civil, entre chipriotas griegos y turcos, cristianos y musulmanes, siempre irreconciliables. Hasta la llegada al poder del primer presidente, un líder grecochipriota, arzobispo y primado de la Iglesia Ortodoxa Chipriota, el general Makarios.

El libro contiene, por tanto, reflexiones importantes sobre dichos acontecimientos políticos.

A partir de las lecturas y el viaje a Chipre conocí muchos aspectos tanto políticos como culturales de la isla de Chipre, que siempre la recuerdo con mucho interés. Me gustó mucho, me lo pasé muy bien y aprendí.

La abadía de Bellapaix de obligada visita, está cerca de la casa de Durrell, también la visitamos , son unas maravillosas ruinas de un monasterio de la orden de los Agustinos que ofrece unas maravillosa vistas al mediterráneo.

Un libro original, un viaje maravilloso, una isla inolvidable, una casa con historia , un excelente paisaje, un gran retrato de la isla , un panorama socio-político clave, y emotivas anécdotas, hacen que, como yo, en este caso, me haya vuelto a acercar a la isla de Chipre.

En la actualidad, al igual que cuando yo estuve en Chipre, tanto Bellapaix como la cercana Kirenia están en la zona turca de Chipre a la que se accede con pasaporte, es un cruce de frontera.

Y es que Chipre es uno de los pocos países divididos entre Grecia y Turquía y cuyo conflicto permanece. Aunque el único país que reconoce a la República Turca del Norte de Chipre como independiente y como una nación, es Turquía. La comunidad internacional considera que es parte de la República de Chipre.

Está claro que cuando Durrell vivió en Bellapaix, permaneció allí y escribió este libro , la isla no estaba dividida, ya que esto sucedió en el año 1983.

Para mí, volver a recordar este viaje y volver a revisar mis notas y el libro, con la finalidad de poder componer esta reseña, ha sido una verdadera y grata experiencia. Y es que he vuelto a viajar.
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