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18 de marzo de 1314. Tras siete años de torturas y humillaciones, Jacques de Molay, último gran maestre de la Orden del Temple, es condenado a la hoguera. Se pone fin así a un gran largo proceso en el que los templarios se han visto despojados de todos sus bienes y obligados a confesar todas las barbaridades que al gobierno francés y al papado se le han ocurrido para desprestigiarlos. Las últimas palabras del gran maestre antes de ser pasto de las llamas maldicen a los causantes de su caída: el papa Clemente V; el rey Felipe IV de Francia; y su hombre de confianza, el consejero Guillermo de Nogaret. Una maldición que llevara a lo largo de ese infausto año a la tumba a los tres hombres. Pero no sin antes saldarse con un escándalo amoroso dentro de la familia real francesa que marcara los últimos compases del reinado del llamado “Rey de Hierro”. Leer la saga de “Los Reyes Malditos” no era solo una deuda literaria que tenia desde hace muchos años. Era también una necesidad imperiosa que hasta ahora no he podido saciar. Como buena amante de la historia medieval y el tema de los templarios, este libro tenía desde el inicio todos los ingredientes para encantarme. Y si a eso se le sumaba que George R.R. Martin a confesado que estos libros son una de sus principales fuentes de inspiración para su maravillosa (y frustrante por lo que esta tardando en llegar el sexto libro) saga de “Canción de Hielo y Fuego”, pues las expectativas no podían estar más altas. Y la novela ha estado totalmente a la altura. Desde prácticamente la primera página la pluma de Maurice Druon me ha metido de lleno en el argumento. Druon compone un cuadro muy nítido y vibrante de la Francia del año 1314 a partir de los hechos que azotaron los últimos momentos del reinado de Felipe El Hermoso, conocido como “El Rey de Hierro” por su fría personalidad y su férrea forma de gobernar. Un reinado que marcaría el futuro de Francia por varios motivos, cuyo germen puede conocerse en esta novela. Druon nos enseña con gran eficiencia y maestría todas las complejidades políticas, económicas y sociales. Ese reinado, un complejo tapiz en el que el autor francés se mueve con gran soltura. Su labor documental es sensacional. No solo trata perfectamente lo histórico y lo político, también logra hacer un cuadro perfecto de las costumbres y vida cotidiana de un francés del siglo XII, meter al lector en esa época y sentir que camina en el país del año 1314 o en la campiña francesa. Se nota mucho el mismo que le ha puesto a todos y cada uno de los detalles que aparecen en su libro. Y es algo que se agradece mucho mientras se lee. Pero creo que la gran novedad que Druon aporta en su trabajo es la forma en que humaniza a todos los personajes históricos que protagonizan los hechos que narran. Así Felipe El Hermoso es un rey duro y de personalidad implacable, pero al mismo tiempo está conmovedoramente preocupado por el legado que dejará cuando muera y preocupado por haber hecho las cosas bien y haber proporcionado bienestar a sus súbditos y haber afianzado el poder de la corona en el país. Su casquivana nuera, Margarita de Borgoña, tiene una personalidad retorcida, lujuriosa y egoísta; pero en sus momentos más bajos, cuando ya todo esta perdido, sabe sacar todo el orgullo y dignidad que lleva dentro. La hija del rey, la reina de Inglaterra Isabel, es una mujer con un sentido de la dignidad real tan fuerte como su padre, tanto como para llevar sin ninguna duda a tres mujeres a la desgracia. Aunque eso no la haga ser más feliz en su matrimonio, ni sentirse más satisfecha. Y Marigny, el secretario del rey, pese a sus grandes habilidades para llevar el gobierno y haber ascendido en la escala política por sus propios medios, es un hombre que está constantemente en la cuerda floja y cuestionado por los chanchullos de su hermano y su baja condición social de nacimiento. Y podría seguir mucho más rato hablando de más personajes. Todo el libro es una rica galería de caracteres finamente trazados, hijos del periodo histórico y las circunstanciad políticas y sociales entre las que nacieron. Todos tienen sus aristas, sus matices y sus claroscuros. Druon logra aportar a estos caracteres una dimensión humana de la que muchos autores del genero histórico deberían aprender, y que, personalmente, he encontrado en muy pocas obras (destacando esa maravilla que es la Trilogía de Cromwell de la añorada Hilary Mantel). A todo esto se le añade una prosa muy cuidada, que no por ello deja de ser ágil y que está bien condimentada con vocabulario típico de la época. Desde luego, todo esto ayuda a meterte de lleno en la historia que se tiene entre manos. Aunque prácticamente toda la novela gira entorno a la figura del rey Felipe, a este le acompañan una gran cantidad de personajes secundarios que dan mucha vida a la trama. A mi eso me ha parecido uno de los principales atractivos de esta lectura. Porque gracias a eso no nos quedamos solo con lo que pasa en los consejos reales o con los grandes medidas políticas, también podemos conocer como eran las vidas de una gran variedad de clases más humildes y sencillas, conociendo así otros aspectos y contextos de la vida medieval. Además, esto permite que la novela trate otras subtramas más centradas en los viajes, lo amoroso o lo costumbrista. Si hay algo que podría poner como punto negativo de esta lectura, es que el autor no se centra mucho en el contexto histórico, y aunque su estudio psicológico de los personajes es estupendo, hubiera dado más profundidad a toda la novela si los hubiera desarrollado más. Además, reconozco que me pareció que Druon cometía uno de los errores, que por lo menos para mí son más imperdonables cuando hablamos de novela histórica: no tomarse su tiempo para contextualizar históricamente la trama, para explicar al lector más desinformado cuáles son las principales cuestiones políticas, religiosas, económicas y sociales más importantes. Es cierto que a medida que vas leyendo el lector va descubriendo poco a poco todos los entresijos del contexto histórico y acaba haciéndose una idea. Y personalmente, como por gustos personales como por trabajo, estoy bastante familiarizada con la Edad Media francesa, no me costó mucho ubicarme. Pero admito que si hubiera sido una lectora que no conociera tanto del tema me hubiera costado engancharme a la historia por esa cuestión. Pero todo eso tiene una explicación y una justificación, ya que estamos ante el primero de los siete tomos que componen. Una saga que, por lo que tengo entendido, se sucede a lo largo de muchos años y reinados. Es decir, hay mucho margen para desarrollar más el contexto de los propios personajes y la evolución de los mismos.De hecho, como hilo conductor de cara a las siguientes novelas encontramos las aventuras y desventuras de la familia de banqueros lombardos Tolomei, poniéndose el foco en el cabeza de familia, Spinello, y en su sobrino, Guccio. El primero se vera enfrentado a los grandes poderes por su inmenso poder económico; el segundo protagonizara una trama más centrada en lo amoroso. Y se deja caer que los dos personajes y sus actuaciones ponen las bases de un hilo conductor, que unirá en el tiempo todo lo que acontece en las siguientes entregas de esta saga. Por cierto, yo he comprado la presente septología de segunda mano en una edición del Círculo de Lectores del año 1971. No sé en otras más modernas, pero en esta te viene un árbol genealógico un apartado con otras históricas que da mucha información, y un repertorio biográfico en el que se habla de todos los personajes que aparecen en la novela. Todos estos anexos resultan muy útiles, ya no solo por lo que he dicho antes de que ayudan a contextualizar te históricamente, también favorecen que no te pierdas entre tanto nombre. En definitiva, como “El Rey de Hierro” ha sido un inicio de serie muy prometedor. Estoy deseando leer los cinco tomos siguientes (mi edición tiene solo seis de los siete volúmenes oficiakes, pero por lo que tengo entendido el séptimo es tan malo que muchos fans de la saga prefieren olvidar que existe tan siquiera) |
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