Un Juego de Ninos

Esta es la segunda novela de la autora, otra novela de aprendizaje, bien escrita, con una excelencia para las descripciones de un Mississippi tórrido y pegajoso. Un Deep South norteamericano dónde, en los años 70 del siglo pasado, existían todavía verdaderas castas con los colores de piel, el rango social y las religiones.

Un juego de niños relata la historia de la familia Cleve Dufresnes en un tocho de más de 800 páginas que me costó leer. Me aburrí y aunque el tema parecía interesante, el libro rezumaba demasiadas digresiones, un «relleno » permanente con demasiados personajes. La heroína es Harriet Cleve Dufresnes, 12 años más una ristra de personajes que no lograron provocar gran simpatía.
El relato sucede en Alexandria, una ciudad ficticia dónde esta familia, otrora poderosa y hoy en día, venida a menos.

La familia Cleve Dufresnes sufrió una catástrofe 12 años atrás, con el asesinato del hijo mayor de 9 años, un crimen que no fue esclarecido. Harriet en esa fecha era un bebe.

A los 12 años Harriet quiere indagar sobre esta muerte misteriosa y se expondrá a muchas situaciones peligrosas que no corresponden a una chica de su edad. Y ningún adulto guía sus pasos, en condiciones que hay plétora de personajes y parientes cercanos.

Las 800 páginas del tocho explican el arduo camino de Harriet, con momentos de gran tensión como por ejemplo el episodio con las serpientes. Hay también alta dosis de violencia, un rasgo frecuente en la literatura norteamericana.

Esta novela me interesó por la muestra de las brechas que presenta la sociedad norteamericana : el mundo de los poderosos versus el sub mundo de los pobres, la mezcla de religiones en un país que te cataloga una persona « baptista » o « mormón » etc, antes que buena o mala persona, el racismo latente entre las razas, los blancos paupérrimos llamados « rednecks » de dónde emergen verdaderos zombis infra humanos.

Una novela demasiado extensa, rica en atmósferas potentes que muestran un universo más bien claustrofóbico.