InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de pasiondelalectura


pasiondelalectura
16 April 2020
La oscura memoria de las armas (2008) es el doceavo opus de la saga, dos veces premiado en 2009. Me acabo de dar cuenta que lo he leído antes que el tomo 11 o El segundo deseo (2006)…ay ! En todo caso este tomo me gustó porque no hay demasiados personajes y la trama se puede seguir sin problema.

Esta vez leo con sorpresa que Heredia ha reanudado con su viejo/ joven amor, Griseta que conoció trece años atrás; ahora comprendo porqué la información me cayó como un rayo; imagino que las explicaciones del caso están en El segundo deseo…Griseta trabaja y viaja por lo que hace apariciones esporádicas que llenan de dicha a un Heredia cincuentón y muy cansado. Es una amiga de Griseta que está al origen de esta pesquisa : su hermano, Germán Reyes trabajaba en una barraca y perdió la vida en un atraco con robo de material de la barraca, pero la hermana está convencida que fue un asesinato. La investigación parte de nada, pero poco a poco y con tesón, Heredia va a progresar lo que le va a costar unas palizas de antología. En este tomo lo ayudará el periodista Campbell que ya conocemos y también resurgirá el tira Bernales que aportará buena ayuda al mismo tiempo que se llevará las felicitaciones de la jerarquía de la Policia de Investigaciones gracias a los datos proporcionados por Heredia (un favor por un otro, eh?).

La descripción del Santiago céntrico y de sus personajes es muy pintoresca. La narración es mayoritariamente ambientada entre el barrio Mapocho y el barrio bohemio de Bellavista con buenas descripciones de los bares, tugurios, cabarets y de su gente. Heredia sigue libando a lo largo del día, pero me pareció menos desesperado, probablemente porque ha recuperado a Griseta que le da estabilidad y alegría. Sigue soliloqueando con el gato Simenon que le sirve de fuero interno cuando anda en sus cavilaciones.

Se trata de encontrar a los asesinos de Germán Reyes otrora apresado por la DINA y torturado en Villa Grimaldi. El hombre estaba obsesionado con encontrar a sus agresores y había realizado indagaciones. Poco a poco se va deshaciendo la madeja para mostrar a antiguos militares que han escapado al oprobio porque están muy bien respaldados por la jerarquía. Página 180 se lee…pero algo que no sé explicar me dice que tras la muerte de Reyes existe una situación turbia, oscura. Intuición, olfato, llámelo como quiera. Y además, están los militares con los que conversé. Silencios, palabras en clave, olvidos, lealtades secretas; un mundo que respeta sus códigos y que se mantiene resguardado dentro del atalaya que han construido para vigilar a los civiles que les merecen desconfianza.

Ahondando la investigación Heredia va a descubrir un tráfico y venta de armas por los militares que ya se saben derrotados y quieren utilizar el fruto de la venta de armas para su defensa.
El propio autor se escenifica en el libro bajo el nombre del Escriba quien necesita los casos de Heredia para encontrar argumentos para sus futuras novelas policiales. Por lo general se encuentran en bares como el City o el Rimbaud cerca de la oficina de Heredia donde el Escriba se instala al fondo con un cigarrillo y una copa de vino. Un día el Escriba le echa en cara…llevo una punta de años escribiendo sobre tu maltrecha existencia y todavía me resulta entretenido (además que le llena la olla, no?). No olvido que los capítulos iniciales de la primera novela los escribí en una pensión de la calle San Lorenzo, en Buenos Aires, a donde fui a dar después de ganar un concurso literario. Entre Heredia y el Escriba hay intercambio fornido de citaciones literarias como si fuera un partido de ping-pong.

Otra aventura de Heredia, oscura por donde se la mire, traspasando la mera esfera del detective para llegar a la esfera nacional cuando se lee al final del libro…acabarás como la mayoría de los chilenos, endeudado y con estrés; o bien terminarás como un amigo que recuerda los hechos importantes de su vida a partir de los artefactos que tiene en su casa. Cuando converso con él me dice cosas tales como: mi hija mayor nació dos meses antes que comprara el computador; o mi esposa se operó de apendicitis el mismo año que compré el primer equipo de video.
Comentar  Me gusta         00



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro