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Crítica de HumildeLector


HumildeLector
26 December 2023
¡Menuda lectura para terminar el año! Cirkus Columbia (2003), de Ivica Djikic, llegó hasta mí casi por casualidad, a través de una recomendación en twitter (ahora «X»). Para que luego digan que allí solo entra gente a insultar a los que no piensan como ellos.

Esta maravillosa novela pretende ser la crónica de un pueblo croata antes, durante y después de la Guerra de Yugoslavia en la década de los años 90. En el relato no hay ningún intento de dar o quitar razones, ni siquiera de moralizar sobre la barbarie. Simplemente, cuenta una serie de historias humanas en las que la guerra es una circunstancia sobrevenida más. Por eso no se puede clasificar a esta obra como un libro para entender o analizar el conflicto balcánico, aunque este se encuentre presente en gran parte de la novela.

La primera parte de la obra cuenta el regreso de Divko Buntić al pueblo. Después de trabajar casi toda la vida en Alemania, vuelve rico y casado con una mujer musulmana más joven que él, Azra. Y con un gato negro y enorme llamado Bonny.

Un día el gato desaparece, hecho que hace a Divko enloquecer. También él hará enloquecer al pueblo cuando ofrece una recompensa de nada menos que 2.000 marcos alemanes por recuperar al minino.

Alrededor de esta trama iremos conociendo al resto de habitantes del pueblo: Martin, el hijo de Divko, que cuando estalla la guerra se convierte en un desertor; Avdo, la joven promesa del fútbol del pueblo, que acabará destrozado por el alcohol; Lucija, la exmujer de Divko, permanentemente en pie de guerra contra él y contra todo el pueblo… Todos ellos son actores en el tránsito histórico que supuso el entierro de la vieja Yugoslavia comunista y el nacimiento de la República de Croacia.

Hay una palabra que se repite a lo largo de toda la novela: la čaršija, que se podría traducir como «la plaza del pueblo», pero que no es otra cosa que el cotilleo habitual que hay en los barrios y las localidades pequeñas de todo el mundo, donde todo el mundo conoce la vida de todo el mundo. Esto, aunque molesto, no tiene por qué ser necesariamente malo. Sin embargo, en tiempos de guerra, la čaršija es el dedo acusador que no sólo apunta a los bosnios musulmanes (balijas) a los que hay que exterminar, sino también a los croatas que traicionan a su pueblo confraternizando con ellos o rehusando a tomar las armas contra los que, hasta hace solo unas semanas, eran sus vecinos o sus compañeros de clase.

Todo esto lo relata Djikic dulcemente en tono de sátira, aunque la sonrisa inicial del lector acabe transformándose inevitablemente en una mueca de dolor y tristeza. Son los tiempos en los que reina el miedo y la incertidumbre, donde los fanáticos se imponen a los sensatos. Es también la constatación de que tanto la violencia como las palabras no sirven para nada.

El autor no carga contra nada ni contra nadie, pero deja al desnudo la miseria humana y la naturaleza perversa del nacionalismo, siempre necesitado de alimentarse de odios y de agravios. Una trampa en la que, por muchos siglos que pasen, siempre se acaba cayendo. La metáfora es ese tiovivo donde Divko pasa las horas, con la mirada amarga perdida en el horizonte. Un artilugio que da vueltas y más vueltas, pero que no lleva a ninguna parte.

Gran novela, de las que tocan adentro. Muy recomendable.
Enlace: https://humildelector.com/20..
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