La casa lúgubre

Como viene siendo habitual, Dickens nos trae una novela con un huérfano como protagonista. Y de nuevo estamos ante el "sorprendente" descubrimiento de que nuestra huérfana resulta ser la hija perdida de una familia adinerada. Tengo la impresión de que es un sueño que a Dickens le habría gustado protagonizar y por esa razón lo utiliza tanto para sus libros, pero para el lector empieza a ser un recurso bastante repetitivo.

En esta ocasión he tenido una relación de admiración/indiferencia con el autor porque hay capítulos que me han encantado y otros que me han dejado fría. La trama principal está compuesta por muchas subtramas (algunas interesantes, pero la mayoría no lo eran) en las que es fácil perder el interés por tener demasiados personajes y acontecimientos que no parecían tener nada que ver con la idea principal de la novela, lo que ha conseguido que se convirtiera en una lectura bastante cansada. En varias ocasiones me he perdido entre tanto personaje secundario, ya no sabía quién era quién, y solo podía suplicar que Esther regresara para poner orden en el relato ya que su trama era la única que tenía un poco de sentido. En la Casa Desolada todos adoran a Esther, pero parece que ella se limita a contemplar los quehaceres y vivencias de los demás personajes, pero su vida no avanza demasiado... No puedo quitarme la sensación de que hay muchísimo relleno en las novelas de Dickens por el simple hecho de engrosar sus páginas.

Los personajes protagonistas tampoco son memorables, incluso me parecieron insípidos. El resto de personajes me resultaron extraños, extravagantes y hasta ridículos. Creo que Dickens suele destacar en la narración en primera persona, pero el constante cambio de voces, de primera a tercera y de nuevo primera con Esther, resulta un poco frustrante para el lector.

También he advertido que Dickens siente cierto resentimiento por todo lo relacionado con la ley, los procesos judiciales y legales. Criticando que los costes han empobrecido a muchas personas, superando con creces el importe por el que se discutía a lo largo del juicio. Intuyo que este desprecio empezó a germinar cuando era joven y trabajaba como pasante en un bufete de procuradores y taquígrafo judicial.

Me gusta Dickens, pero siento decir que no me uniré a las filas que consideran Casa Desolada como un libro extraordinario. No obstante, admito que Dickens sí ha alcanzado el objetivo que se propuso con este libro: hacer que el lector sienta lo largo, lento y pesado que el sistema legal con un libro igual de largo, lento y pesado.

Saludos ;)