Podemos recordarlo todo por usted

Philip Dick no se complica la vida, va directo al grano y se saca de la chistera un relato donde hasta el título tiene razón de ser. de hecho es un resumen de lo que vamos a encontrar. Yo en la sinopsis no pondría nada más.

Distopía sencilla, sin dobleces, sin vueltas de tuerca, mesajes políticos ni ostias consagradas. Pin, pan, pum, camino llano, lector enganchado.

Una futurista empresa se dedica a instalar recuerdos inventados en la mente de sus clientes. Nuestro protagonista decide que sean de un viaje a Marte.
Yo hubiera preferido torridas noches con Sandra Bullock antes que un desierto rojo a tomar por saco donde ni respirar se puede, pero cada cual con su parné hace lo que quiere.

Lo más interesante del texto es el juego de confusión entre los recuerdos reales y prefabricados.
Técnicamente no debería suceder, pero, ¿ puede realmente la mente ser modificada al extremo de recordar a la carta aún siendo falso?

Y sucediendo así...¿ quién narices soy? ¿ en qué me convierto?

No estando escritas estas reflexiones, el giro de la trama ( del que no puedo contar nada aunque fallezco de ganas) me lleva a cuestionarme que grado de ficción tienen mis recuerdos.

Luego están las dudas porque....

¿Y si a mi Bullock la empresa solo le instala el misionero con calzón y braga de cuello vuelto? ¿ a quién reclamas si no te acuerdas?

Evidentemente cada lector se lo llevará a su terreno, supongo, tengo esperanza de ser el menos cuerdo, de lo contrario...

Aún siendo un texto bien atado, si deja esa puerta abierta, de hecho me sentí como el viejo que leía novelas de amor, cuestionandomelo todo, pero en versión perturbado.
Si, lo soy.

Una mínima inversión de tiempo para un cuento muy bien construido y ejecutado.

Me acaba de llegar un aviso. " hoy es el cumpleaños de la señorita Pérez, felicitala"
🤦🤦🤦 ¡¡cómo no me instalaron este recuerdo con mayor antelación!! ¡¡O espabilo, o no llego al último encuentro del miércoles!!

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