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En lo impredecible que siempre se muestran las portadas y sinopsis, a veces engañosas, del grueso de novelas que abarrotan los estantes leer a Delibes es garantía de todo lo que un lector pueda buscar. Por destacar uno de los regustos que atesora su obra es que, independientemente del bagaje literario o las pretensiones de cada lector, sus historias, no dejan indiferente a nadie. "El hereje" es descrita como una novela que nos lleva al Valladolid de los siglos en los que pensar, leer y no digamos ya hablar para compartir lo anterior era más peligroso que cualquier otra actividad conocida hasta entonces. Amén de lo anterior es relevante también destacar el interesantísimo desgrane y evolución psicológica del personaje principal. Delibes, con ese acierto que le caracteriza no sólo en su prosa sino también en la construcción de las historias de vida de cada elemento, atrapa y consigue que el lector entienda al protagonista. El final de este otro "camino" para Cipriano se recibe como la consecuencia lógica de todo ese periplo que, a su vez, casi parece dirigido por las actitudes de quienes le precedieron en la historia, aún desde antes de su nacimiento. |
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