El destino no necesita un ejecutor. El destino ocurre. Es inevitable
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El destino no necesita un ejecutor. El destino ocurre. Es inevitable
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Es asombroso lo que se puede averiguar sobre uno mismo cuando siempre estás solo
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Eran los restos de lo que en tiempos había sido una vida. Una vida que ya no era.
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No tienes que preocuparte por eso. No tienes que preocuparte en absoluto. Por supuesto que te voy a matar.
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Nunca se celebra tanto la felicidad como se soporta la pena de la tristeza
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Sin embargo, el hedor agrio de la muerte se agarraba a la garganta y conseguía abrirse camino a través del intenso olor del mentol.
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10 negritos