Bailar al borde del abismo

Emma tiene todo lo que puede pedirle a la vida, un trabajo en una tienda de ropa infantil, un marido que la quiere con un buen trabajo que le permite pasearse en los mejores coches, tres hijos adorables, una casa fantástica, amigos... pero un día al entrar en una brasserie con su marido lo ve. Ve a un hombre que despierta sus sentidos con solo limpiarse la boca con una servilleta. A partir de ese momento volverá un día tras otro sólo para observarlo y conseguir el valor de hablarle. Y llega el día en que lo hace, ambos sienten atracción y están de acuerdo en abandonar sus respectivas vidas para estar juntos. A partir de aquí descubriremos que la historia tan idílica que han montado en sus cabezas no será ni parecido a la realidad y nos harán reflexionar acerca de las pasiones, el amor, la amistad o la familia a través de sus distintos personajes.

Lo que más curioso me resultó al abrir el libro es que comienza por el capítulo 72, marcha atrás, hasta el 0 y después comienza hacia delante hasta el 127, repartidos en tres partes. Se trata de capítulos cortos, reflexiones, algunos de apenas unas líneas por lo que se va leyendo sin que te des cuenta. Un libro muy bien documentado, con muchas referencias culturales a canciones, óperas, ballets y a vinos, donde te los describen tan bien que parezca que estés saboreándolos con los propios protagonistas. Toda la historia la va asemejando y comparando al relato de “La cabra del señor Seguin” de Alphonse Daudet escrito en 1866, que tiene como protagonista a la cabra Blanquita que quiere irse del redil a la montaña y ser libre pero allí habita el lobo... Con una prosa muy bien cuidada y narrativa exquisita con unos plot twist totalmente inesperados este libro nos hace reflexionar acerca de cuánto somos capaces de perder para poder encontrarnos a nosotros mismos.