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Crítica de Gemmaentrelecturas


Gemmaentrelecturas
28 July 2023
«No ha dicho qué raro, ese nombre de hombre en medio de esos nombres femeninos»
 
Jeanne, Jérome, Ysé. Descubrir a los treinta años que tu nombre es más largo del que tú creías y que en mitad de ellos destaca un nombre de hombre, sorprende, que tu madre se niega a hablar de ello, inquieta. ¿Quiénes son esas personas, esos nombres?
                Creo que no somos conscientes de lo importante que es el nombre, parece algo insignificante, pero dice tanto. Recuerdo en la novela Los inquietos de Linn Ullmann, como la autora señala con pena que sus padres no le pusieran nombre hasta dos años después de su nacimiento, no se les ocurría ninguno, me pareció tan triste. El nombre de mis hijos estaba decidido antes de nacer, buscado con ahínco, como si de él dependiera su destino. Una de las preguntas que más me han hecho es, ¿por qué mi nombre? ¿Cuál es su historia? Detrás hay amor, pero, sobre todo, marca un origen. Y eso es lo que La hija quiere descubrir, ese origen que de alguna forma son sus cimientos.
                Es una historia contada con cariño, pero también con el desorden que se genera cuando las preguntas se acumulan y no hay respuestas, la búsqueda de la identidad a través de las historias de aquellas personas que forman su nombre. La historia puede resultar inverosímil, aunque tenga muchos rasgos autobiográficos, pero según iba leyendo recordaba otra historia. Hace muchos años conocí un hombre, treinta y tantos, que sacándose la documentación para casarse por la iglesia descubrió que era adoptado. Tal y como le sucedió a la protagonista de la hija, algo cambió, las preguntas se le sucedían, y como a la protagonista, su madre no estaba preparada para contestar a ninguna de ellas, por miedo, miedo a que la dejase de querer como madre y buscase a su verdadera familia.
                Él se sentía engañado, «me han dicho que soy como mi padre, que tengo los gestos de mi abuelo, tan listo como mi madre…, y resulta que soy adoptado». Preguntó cientos de veces por qué no tenía fotos de bebé, eran otros tiempos, le respondían, ahora sabía que no existían porque se le adoptó con dos años de vida. Su nombre compuesto contaba algo muy importante, el que llevaba en primer lugar era del abuelo paterno adoptivo, el segundo nombre, el que un día alguien le puso, aquello empezó a pesar como una losa.
                ¿Qué historia cuenta tu nombre?
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