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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
14 April 2021
Esta autora nacional se va a convertir en una habitual por aquí y, si no, tiempo al tiempo. Espinas en la nieve es la tercera novela que tengo la oportunidad de leer de Julia de la Fuente, y no tengo duda de que solo serán las primeras de muchas. En esta ocasión, se trata de una especie de precuela del mundo que nos presentó en Heredera de Plata, una fantasía medieval con muchos elementos clásicos y de epopeyas. Hay reinos, castillos, príncipes, princesas, batallas, ejércitos, espadas, caballeros, justas… Un remix que sonaría demasiado convencional de no ser porque nada en esta novela, ni en ninguna de las que he podido leer de Julia de la Fuente, resulta ser convencional. Una seña de identidad narrativa que empieza a ser característica en ella y que me encanta por el simple hecho de que así no se puede dar nada por sentado al empezar la lectura, ni la sexualidad de los personajes ni su típica clasificación en los amplios grupos de “los buenos” y “los malos”.

En medio de un mundo muy alejado en el tiempo al que conocemos de Heredera de Plata, más propio de la Alta Edad Media, con tribus salvajes y luchas por los territorios del norte (a semejanza de los vikingos en Europa) nos encontramos varios reinos “civilizados” incipientes. Esta novela gira en torno al origen de los dos reinos principales que ya conocemos, Bennet y Deimos, pero sin que haya mucha más conexión entre ambas historias más allá de que los nombres y la ambientación nos suenen familiares. Eria y Edín son hijos del jefe de una de estas tribus salvajes, viven en una aldea perdida rodeados de nieve al norte de los territorios poblados y son los herederos de su padre, aunque al ser mellizos no queda claro quién tiene prioridad porque las costumbres norteñas no incluyen el sesgo de género (muy salvaje todo). Así que ambos hermanos se crían para saber luchar, para saber gobernar, para optar un día a unir a su pueblo al resto de reinos más al sur, que no reconocen a su padre como rey, a pesar de que cuenta con la lealtad de casi todas las tribus del norte. de buenas a primeras, Eria se ve sola y teniendo que mantener el legado familiar, por lo que deja a su hermano Edín a cargo y se baja a tierras más calentitas para hacer amigos en el reino de Bennet, a ver si consigue apoyos y por fin pueden cumplir el sueño de su padre de que también sean reconocidos como reino. Hasta aquí podría considerarse que tendríamos expuesta la premisa y que Eria pasa a ser la guía de la historia. En parte es así, porque vamos viendo cómo desde su condición de “salvaje” tiene que conectar con costumbres a las que no le ve ningún sentido, como que ella no pueda participar en una justa con lanzas o poder tirar del caballo al príncipe de Bennet, Aris. O que no pueda retozar con él si luego no va a casarse y a convertirse en su esposa (¿casarse? ¿su esposa? ¿qué es eso, si ella no es de nadie?)

A pesar de que la portada la acapara quien técnicamente es la protagonista, Eria, podríamos decir que hay hasta tres personajes principales y relevantes que tienen tramas propias, aunque sí que es cierto que todas giran en mayor o menor medida alrededor de la trama de Eria de alguna manera. Así que en principio son destacables Eria, su hermano Edín, el príncipe Aris y su “amiga” Ragna. A ver, entrecomillo porque Ragna es un personaje que engloba muchísimos papeles con respecto a Eria, y aunque comienzan siendo amigas por puro azar o conveniencia, terminan siendo amantes, novias, antagonistas, rivales, etc. Esta pelirroja es una antiheroína de lo mejorcito que os podéis encontrar: ambiciosa, decidida, despiadada, apasionada, segura de sí misma. La relación tormentosa que la une a Eria las marca a ambas de una manera que se extiende a lo largo de toda la novela y que influye en todas y cada una de las decisiones que toma cada chica por su lado. Por el contrario, el príncipe Aris de Bennet es todo nobleza y caballerosidad, muy prototípico en apariencia y a la vez no, porque tiene unos ideales muy avanzados para la época en la que está inspirada la novela, además de ser sarcástico, arrogantemente encantador y muy sutil para cortejar a Eria a la vez que la saca de quicio casi sin quererlo. A su vez, Edín es todo lo que su hermana gemela Eria no es, pero como ha nacido hombre, se cree con derecho de nacimiento a ser mejor que su hermana y, si no, se siente menos hombre o yo qué sé cuál es su razonamiento. Sin embargo, la relación fraternal me ha gustado muchísimo, a pesar de que Edín termina cayéndome francamente mal porque su evolución va en declive decisión tras decisión hasta que ya no lo salvaba ni su affair secreto con su fiel guardaespaldas, Rassh, que me ha mantenido en vilo hasta el final.

Con estos cuatro personajes tan carismáticos de por sí, hay mucho juego para shippear a gusto del consumidor, así que hay romance desbordando por las cuatro esquinas del libro, de una manera u otra; empezando por la historia de los padres de Eria y Edín, que ha hecho que se me escapara alguna lagrimilla. Sin embargo, tampoco diría que el romance sea el elemento central porque apenas hay unas cuantas escenas y simplemente son complementarias a las relaciones de cada personaje, un aspecto más de cada una de las subtramas. En cambio, la novela al completo tiene un aire como de leyenda épica, como de historia antigua que sabemos que nos llevará de algún modo al origen de los reinos, con un entramado de alianzas y traiciones, con Eria buscando apoyos y comiéndose el mundo (de hombres) siendo una guerrera norteña y con Edín tratando de gobernar a su manera y reuniendo una especie de ejército de tribus salvajes lidiando con sus problemas de cobardía. Hay varios combates, luchas y batallas, hay sangre y muerte, hay dolor y sufrimiento. Enremezclando con todo esto, he podido apreciar un tema recurrente que a priori parece estar fuera de lugar: la maternidad y la paternidad. La autora nos muestra los diferentes significados que pueden tener en una época (en la que está inspirada, más bien) en la que prácticamente tener hijos se reducía a tener descendencia para heredar.

La ambientación brilla tanto por la blancura con la que me la imagino como por las descripciones tan inmersivas que tiene la autora al incluir en párrafos no demasiado densos. Julia de la Fuente es más de evocar imágenes a través de expresiones visuales que de explicarnos todo al más mínimo detalle y correr el riesgo de saturarnos. La agilidad con la que se puede leer Espinas en la nieve sigue la misma línea que su predecesora, con capítulos muy cortos (creo que la novela tiene más de 60, repartidos en tres partes cada una con su propia numeración de capítulos) que van siguiendo las diferentes tramas de estos personajes principales, cada uno en una localización distinta. El estilo de Julia de la Fuentes es sencillamente magnífico con una maravillosa prosa lírica para relatarnos las escenas y un montón de metáforas poéticas para ilustrarlas en nuestra mente. No se me ocurre otra manera mejor de describir la pluma de esta autora, que me tiene a sus pies con cada frase preciosa que me regala en medio de una ambientación tan gélida.

En otras palabras, una recomendación sin condiciones para los lectores habituales de la fantasía épica pero también para aquellos dudosos que aún puedan tener el prejuicio de que suelen ser novelas generalmente densas y largas, con mucha descripción y párrafos engorrosos. Esta novela no es nada de eso: es ligera, es entretenida, es rápida de leer y muy amena porque la mezcla de tramas y personajes que tiene hace que saltemos de uno a otro avanzando muy rápido en la historia de forma paralela y al mismo ritmo ágil. Los personajes son de los que calan hondo, fuera de cualquier prototipo y de cualquier convención, y seguramente se quedaran conmigo por muchísimos motivos, aunque la mayoría de esos motivos no sean porque admire o comparta lo que hacen, sino porque son imperfectos en casi todas sus facetas. Mi recomendación es que leáis en orden de publicación las novelas a pesar de que esta se trate de una precuela y no contenga absolutamente ningún spoiler de la anterior, ya que transcurre varios siglos antes, pero también es verdad que como novela autoconclusiva queda perfectamente trazada y cerrada. A vuestra elección queda.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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