“Era un cable metálico del grosor de su meñique: lo tenía pasado por debajo de la axila, rozando la piel y la carne. La sangre comenzó a gotear” ~ No huyas de Sandrone Dazieri. No huyas comienza con el secuestro de una joven a quien su secuestrador inserta un cable en el hueso del omoplato para que se pueda mover por el sótano de un edificio sin escapar. La joven se llama Amelia y su tía, Francesca, una abogada que hace treinta años perdió un caso al ver como encarcelaban a su cliente acusado de ser el asesino en serie apodado “La perca”, sospecha que este sigue libre y que su cliente, tal y como ella creía, era inocente. La historia nos lleva a ese sótano con Amelia que se comunica por escrito con alguien que está fuera y que le dice “No huyas”. ¿Qué puede haber o no haber fuera para que salir de su presidio sea peor que permanecer a expensas de su secuestrador? Y, al mismo tiempo, viajamos treinta años atrás, cuando La perca estaba en activo y acompañamos a la policía a buscar las razones del chantaje; pero también vamos con Francesca en busca de su sobrina para lo que tendrá que resolver el misterio de quién es o era realmente El perca. De verdad, ¡qué bien se les da a los italianos esto! Te atrapan en una historia que no te dejan reposar. Saltas en el tiempo y en el espacio, no pierdes la noción de dónde estás en ningún momento, le coges aprecio a los personajes –en este caso hasta a los que en ocasiones normales despreciarías–, y te preguntas mil y una veces qué hay detrás de cada uno de ellos, qué hacen ahí, cuál es su por qué, y quienes son puesto que en realidad no conoces a la mitad de ellos ni tienes ni idea de qué está pasando. Difícil de explicar, lo siento; es más fácil de leer así que os animo a hacerlo. Vais a pasar un buen rato, eso está asegurado. Ideal para los amantes de los capítulos cortos. |