El librero

Me encantan los libros ilustrados para adultos. Será que una parte de mi yo lector disfruta igual que cuando se inició en esto de la literatura, recorriendo dibujos con los dedos mientras se sumerge en una historia. Lo hermoso siempre es un plus. Y El librero (Nórdica Libros, 2022), de Roald Dahl (1916-1990) es una obra de gran belleza. A pesar de una trama, quizá, no tan dulce, más sombría y real.

La primera vez que este relato apareció fue en 1987 en la revista Playboy. Si nunca habéis echado un vistazo a este tipo de publicaciones, os invito a hacerlo. Hace años, a causa de un trabajo, tuve la ocasión de hacer un estudio de varias de ellas. Y me llevé bastantes sorpresas. Volviendo a la obra de Dahl, si disfrutáis de su trabajo para adultos, además de su oportación a la literatura infantil, la misma editorial posee en su catálogo otro relato breve titulado La cata (2014).

La obra, traducida por Xesús Fraga e ilustrada de manera brillante, con vibrantes colores, por Federico Delicado, se sitúa en la librería londinense “William Buggage, libros raros”. Tal vez el lector espere encontrar a un librero apasionado por los libros y amante de su profesión. Tal vez. Pero no. Este librero no es amable ni hace sugerencias. Se encuentra cómodamente instalado en la trastienda junto a su asistente, la peculiar señorita Tottle. Ambos, ocupados en examinar a conciencia los obituarios del día y el Who's who, una especie de anuario que recoge las biografías de las personas más influyentes de todo el mundo.

Aunque no entraré en más detalles, Roald Dahl deja a un lado fantástico, tantas veces tratado en su obra, para enfrentarnos a la dura realidad. Esa que es cruda, carece de escrúpulos y no duda en aprovecharse de las miserias y los dolores. Ese realismo de choque que a todos nos ha sorprendido alguna vez, dejándonos un regusto amargo. Eso sí, tan bien escrito que, una vez terminado, resulta imposible no volverlo a leer.
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