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Qué razón tiene Marta D. Riezu en el preámbulo de este libro cuando nos invita a abrirlo por cualquier página y descubrir, dejarse acompañar. No sabría definir con exactitud cuál es el propósito de la obra, más que aunar los gustos y disgustos, la importancia de los objetos y lugares; hablar sobre todo y nada al mismo tiempo con el resultado de un trayecto delicioso y enormemente disfrutable. Elegancia involuntaria es considerar la curiosidad como un tanque que arrasa suavemente todo aquello con lo que se topa. Como la mantequilla que se extiende sin resistencia en la porosidad del pan recién tostado. Una definición que no termina de desplegarse en todos los párrafos del libro porque depende demasiado de lo que nos obsesiona, de lo que amamos y odiamos en nuestro modo de ver el mundo. En la contraportada encontramos el epíteto que mejor se ajusta a la trayectoria de esta obra y es entenderla como el canon personal que Riezu ha construido durante largos años de observación, imaginación y amor al detalle. Confieso que no conozco ni a la mitad de la mitad de las personalidades que cita la autora, entre las que encontraremos diseñadores, arquitectos, artistas y referencias de todo tipo que despertarán esa curiosidad antes mencionada y nos harán zambullirnos en una fructífera búsqueda googlesiana. Es justamente esa sutil mezcla entre lo esnob y lo popular, lo intelectual y lo ingenuo la que nos suscitará una tierna sonrisa y convertirá este libro en el acompañante ideal de los últimos minutos del día o los primeros de la noche. Mientras lo leía no podía dejar de imaginar cómo sería mi propio canon personal, cuáles serían los temperamentos, las notas, la gravilla resultante de los pasos del día a día que incluiría en mi recopilación. Textos como este me animan a ser más consciente de la belleza instintiva de lo que nos rodea y a querer dejar constancia por escrito del inventario de toda una vida. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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