Una escritora de muerte

Viajamos a South Riding para conocer a nuestra protagonista Finalay Donovan, escritora, treintañera divorciada, con dos hijos pequeños.

La historia comienza una mañana ajetreada luchando con sus hijos para llevarlos al colegio. Todo ello sumado a una conversación telefónica con su exmarido, el cual ha rehecho su vida con la agente inmobiliaria que les vendió la casa. Debido a la situación profesional y económica por la que atraviesa Finalay, su exmarido pretende reclamar la custodia total de los pequeños.

Posteriormente en una cafetería desayunando con su editora hablando del libro que supuestamente ya ha empezado a escribir del cual no tiene ni una página escrita, la mujer de al lado confunde lo que cuenta Finalay con la realidad. Un papel, una cifra, un nombre. La desconocida ofrece una cantidad que le salvaría de perder la custodia de sus hijos a cambio de que mate a su marido. Y quizás, quién sabe, poder dar forma a esta experiencia convirtiéndola en novela.

Sin duda esta lectura ha sido todo un descubrimiento y es que sinceramente no pensaba que me fuese a gustar tanto.
Todos los personajes están muy humanizados tanto por sus problemas como por sus pensamientos y ocurrencias.

Trata varios temas interesantes entre ellos lo difícil que resulta en muchos casos compaginar la vida personal con el trabajo al igual que la importancia de que los padres sigan unidos por el bienestar de sus hijos pese a que el matrimonio haya terminado.

Es una novela con mucho humor acompañada de una narración fluida con capitulos no muy extensos donde pasan cosas constantemente.

Sin duda una lectura muy recomendable de la cual he disfrutado mucho con un final cerrado pero también con una ventanita abierta a una segunda entrega que de ser así estoy segura de que la leeré.