 |
A la mujer se le exige lo que al hombre ni siquiera se le sugiere... De los encuentros con el Club de Lectura que Locura de Libros siempre salen más novelas apasionantes para leer, unas veces recomendaciones de los autores, propias o ajenas, otras de los compañeros. Esta lectura surgió en mi intervención cuando le dije a Juan Pedro Cosano que, de su última novela, Nadie podrá quererle como yo, me había gustado todo, pero lo que más la historia de amor que narra, que tenía que escribir una novela romántica, me dijo, ya la escribí, La fuente de oro. El personaje femenino, Lele, es una representación de las dificultades a las que tenía que enfrentarse la mujer. No quiero revelar más que la sinopsis, para desvelar lo mínimo. Y de toda lectura se aprende, de las de Juan Pedro más y sin darnos cuenta, os hablaría de los años de desigualdad, pero que mejor que una novela para revelarlo. La mujer relegada a un objeto doméstico y de maternidad, me fascinó el discurso de Beltrán sobre el uso que tenía su mujer en su vida, la esposa perfecta y supeditada al hombre, así como el que tenía la propia Lele, que por ser la amante tampoco esta era libre de ir y venir. La mujer sufriendo en silencio. Lele nos recuerda que ellas no pueden votar, que mucha lucha, pero no tienen derecho a dar su opinión y decidir en las urnas, y la igualdad que consiguen con los hombres, se pierde en la guerra civil española y la dictadura. Mucho discurso de los sindicatos, mucha insistencia de ese novio revolucionario, pero las mujeres no pueden asociarse. Las reglas de la moral y costumbres, los permisos paternos, la mujer esclava de por vida sin derecho a separarse, la mujer sin poder planificar su descendencia, aunque le fuera la vida en ello… |
>
