Las vivas

"Es así como nos quieren. Anuladas. Con miedo y vencidas. Muertas... Pero, por suerte, todavía estamos vivas"..., afirma Luisa, dirigiéndose a Arancha.

Luisa, ha pasado mucho miedo y frío en las trincheras aunque no pegara ni un tiro. Después, todo tipo de penalidades en la cárcel de mujeres de Saturrarán, antes balneario de lujo en la playa del mismo nombre, por donde pasaron y convivieron hacinadas casi 4000 mujeres tras los consejos de guerra de la contienda civil española. Mucho más miedo y más frío, en las celdas de castigo que el mar inundaba con la subida de la marea. Ahora, en la Fuenterrabía de 1943, por la que pasean soldados alemanes y algunos personajes de la Wehrmacht, la policía franquista y miembros de la Brigada Político Social, tampoco se libra del miedo: no se puede luchar contra él, pero se puede convivir con él.

También tiene miedo Emilia, pero no la paraliza. Colaboradora de la Red Comète, ahora en sus momentos más bajos, ayuda a la organización a pasar pilotos ingleses desde la Francia ocupada hacia Gibraltar o Portugal. Con nostalgia, pensará que todos tenían "unas vidas pequeñas, perfectas a su manera, hasta que llegaron las guerras...". Pero la actual, es la realidad a la que no será nunca indiferente: ni a las consecuencias de la guerra civil ni al conflicto bélico mundial que se libra tras la frontera.

Miren y su familia, Arancha y Carmen, Apolonia y Cisca, las Mendiola, a pesar del miedo no dudan en ayudar a Emilia a esconder en "Los sauces" a un piloto inglés a la espera de recibir instrucciones. Siete días después, Fuenterrabía se engalanará para recibir a Franco.

Siete mujeres que, a pesar del miedo, tejen una red fraternal de resistencia en una novela fascinante que no da tregua hasta la última página. Estructurada en capítulos muy cortos, que siempre se cierran en el punto álgido de interés, alternando personajes y acción, presente y pasado reciente, en la memoria que es el origen de todo, no te permite dejar de leer. Y qué capacidad narrativa la de Juana Cortés Amunárriz, qué habilidad para profundizar psicológicamente en los personajes... tanto, que los haces tuyos. Tan cercanos.

Fuenterrabía, actualmente Hondarribia, cercana a Irún y a Hendaya, con la frontera natural de agua que marca el Bidasoa, es un paraje idílico; también, desde hace siglos, un punto militar estratégico. Durante y después de la guerra civil española, punto natural de huída de los vencidos... y de acogimiento para los que huían de la ocupación nazi.

Una novela que he "disfrutado" sin pausa y que he vivido de manera emocionante... también desde la indignación y la impotencia. Imposible lo contrario. Además, entre sus líneas, he recordado mucho, mucho, a Almudena Grandes y a su programado y último "Episodios de una guerra interminable": "Mariano el de Bidasoa". Ojalá hubiésemos podido encontrarnos con ella en esa historia.

¿Qué os digo? Que si os apetece, no os perdáis la lectura de una novela impecable. Conmigo se quedan ellas, muy vivas.

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