Senderos de Iberia

Cuando comencé Senderos de Iberia reconozco que tenía altas expectativas por tratar una época histórica tremendamente rica y, sin embargo, recurrentemente olvidada por la literatura. No obstante, una vez finalizado el libro puedo decir que estas expectativas se quedaron incluso cortas puesto que Alejandro Cortell Fuster nos ofrece una novela histórica de calidad, bien documentada y con un desarrollo exquisito y elegante de todos los temas historiográficos presentes en ella. Reconozco que incluso puede haber detalles concretos que al lector no familiarizado con este periodo le puedan pasar por alto pero que ponen de manifiesto todo el trabajo de investigación realizado por el autor para ofrecernos una novela realmente entretenida en cuanto a su trama pero, ante todo, magistralmente ambientada.

En la Iberia prerromana del Siglo IV a.C., Argibeles vive una vida tranquila en su aldea Korbaris, dentro de los límites de Ilercavonia. Ante la llamada de su tío Bodo, líder de Edeta (capital de Edetania), el joven tendrá que iniciar un duro trayecto a través del cual conocerá el territorio más allá de las lindes en que se desarrollaba su vida pero también, de boca del comerciante Berulario, los detalles de una Iberia en plena ebullición demográfica, con la consolidación de diversos núcleos poblaciones conformados por gentes procedentes de territorios lejanos. Además de ello, gracias a este viaje, Argibeles podrá aspirar a desentrañar los detalles de sus difusos orígenes, cuya clave parece estar en conocimiento del caudillo Bodo.

Si bien la trama es sencilla, considero que no hacían falta florituras argumentales para adornar una historia bien contada y que engancha en todo momento. Sin embargo, considero que el mayor mérito del libro radica en presentarnos todo ese mundo cultural diverso de la Iberia de la Edad del Hierro de una forma amena y veraz. Además, conseguir incluir tanta información en un libro de ficción no es precisamente asunto baladí, especialmente teniendo en cuenta que utiliza muy buenos recursos para justificar todo el despliegue histórico. Me ha llamado especialmente la atención la introducción de noveladas explicaciones para lo que aún son incógnitas arqueológicas tales como el origen e interpretación de la famosa Dama de Elche, los tesoros tartésicos (y de otras muchas culturas presentes en la Península Ibérica en este momento) que en ocasiones se han encontrado de auténtica casualidad, etc.

Sin pretender revelar ninguna parte significativa de la trama, reconozco que me ha emocionado especialmente la introducción de un pequeño elemento fantástico en torno a un archiconocido mito que, sin desprestigiar en absoluto la precisión histórica del contexto, viene a enriquecer el argumento de una manera que, por otro lado, ha sido mencionado como hipótesis arqueológica en más de una ocasión. Como conclusión, quisiera apuntar la dificultad a la hora de encontrar una novela histórica de calidad, bien documentada pero que no pierda en absoluto su intencionalidad novelística de entretener y absorber al lector con una trama más que atrayente. En este caso, Alejando Cortell ha conseguido el objetivo con creces y, si este ha sido su primer trabajo, no puedo esperar a las sorpresas que en un futuro nos depare su maravillosa manera de acercarnos a nuestro pasado.