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Creo que es importante empezar diciendo que en “Senderos de Iberia” lo que importa no es tanto el objetivo final de la trama, sino disfrutar del transcurso del viaje. Y es que en este libro lo que encontramos es, básicamente, un gran viaje por las tierras de la Iberia del siglo IV a.C. Es, por lo tanto, una obra de trama pausada y ritmo más bien lento, sin demasiados sobresaltos. Aunque la trama no tenga nada que ver, en lo que a estilo se refiere me ha recordado a los libros de “El clan del oso cavernario”, pues siguen un poco la misma línea: crear un libro con una trama simple pero que sirva como una fuente de gran valor histórico. Porque, si de algo no cabe duda alguna, es de lo maravillosamente bien documentado que está el libro y el gran valor histórico que tiene. Ya no sólo en cuanto a geografía, que por supuesto, sino que incluye también mucho más conocimiento relacionado con toda la parte cultural, como las creencias e incluso la gastronomía de la época. En relación a esto, debo decir que me ha gustado cómo el autor usa a los personajes como vectores del conocimiento, dejando que sean ellos mismos los que enseñen e instruyan al lector. Además, “Senderos de Iberia” incluye, al final, un pequeño toque de fantasía que le aporta al conjunto cierta frescura. Algo que, personalmente, he agradecido. Es un libro ideal para aquellos lectores que quieran aprender, conocer las costumbres de la época y recrear en su mente los distintos paisajes que recorren nuestros protagonistas. Lectores sin prisa a los que no les moleste el ritmo pausado y parco en acción de lo que es la trama en sí. |
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