La dama del Prado

Posiblemente, mi opinión al respecto de "La dama del Prado", la nueva novela de Alejandro Corral, sea de las que más difíciles me ha resultado de escribir y pensar.

Quizá "La dama del Prado" no sea una novela para mí, quizá no he sabido cogerle el punto adecuado, pero le encuentro demasiados "peros" contra los "pros".

Comencé el libro con muchísimas ganas, ya que la sinopsis me llamaba mucho la atención, prometía un gran thriller relacionado con un asesinato y con obras de arte. Quizá con estas pocas palabras os pueda recordar un poco a "El código Da Vinci", pero la semejanza termina ahí.

Lo que más me llamó la atención nada más comenzar a leer "La dama del Prado" es la manera en que está narrado. Por un lado, al inicio de cada capítulo, encontramos unas breves conversaciones entre Óliver y Nora, los dos protagonistas, para después continuar con la historia. Por otro lado, Óliver es escritor, así que encontramos un libro dentro de otro libro, y a la par, otra historia paralela que da pie a cada capítulo del libro, que en teoría, escribe Óliver. al principio me pareció un enfoque original, pero creo que el autor no ha sabido sacarle todo el partido que hubiese podido tener.

La manera de narrar la historia por momentos me ha parecido lenta, y me costaba seguir el hilo. Hay que destacar el gran trabajo de investigación que el autor ha realizado sobre los cuadros que salen en la novela, parte de su historia, o la historia de grandes artistas como Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel. Por mi parte, cuando los personajes iban mencionando las diferentes obras que salen a lo largo de la novela, las buscaba en Google, algunas las conocía, otras no, y me ha gustado que el autor las incluya para que el lector tenga algo más de conocimiento sobre ellas. Pero sí que he notado que cierta información sobre las obras estaba incluida en párrafos que no me han parecido del todo acertados, como un poco metido con calzador, ya que consiguen que el lector se desligue de la trama principal del libro, e incluso después se descubre que ciertas especulaciones detalladas no tenían nada que ver. Eso ha provocado que mi avance por la novela sea lento, como "obligándome" a leer.

Respecto a los protagonistas, aunque Óliver es el personaje principal, Nora se lo come totalmente. Nora tiene al final mucho más protagonismo y es la que más información aporta en todo momento. Me ha chocado también, que siendo ambos estudiantes de Historia del Arte y estando preparando su doctorado, Óliver continuamente diga "no lo sé", siendo Nora quién se explaya en las explicaciones al respecto de los cuadros, la historia o sus teorías con la investigación que llevan a cabo. Incluso la propia Nora dice continuamente comentarios del estilo "parece mentira que hayas aprobado" o "¿asististe a clase?" o similar, que dan poca credibilidad. Además, la actitud que muestran ambos protagonistas continuamente no se corresponde con la edad que en teoría, representan. Tan pronto eran conversaciones amenas, de pandilla de amigos, un poco de "estar por casa", como de repente se iban por las ramas con explicaciones o pensamientos un tanto filosóficos, más profundos, y en los que cambiaban totalmente la manera de expresarse, siendo más técnica, enrevesada o con palabras grandilocuentes. El tono de humor que acompaña a la personalidad de cada uno, o lo patoso de Óliver, me ha parecido un tanto forzado e incluso me ha llegado a cansar. Además, la pequeña historia de amor de Óliver me ha hecho soltar una carcajada, por ejemplo: Martina, su pareja, no quiere que Óliver piense en otra mujer mientras está teniendo relaciones sexuales con ella. Pero dos páginas más adelante, es Martina quién piensa y suelta otro nombre mientras están teniendo relaciones, o en sueños, explayándose en una gran variedad de gemidos. Situaciones que me han parecido forzadas, que me han dado la sensación que están de relleno.

Me ha dado muchísima rabia, pero no he llegado a conectar en ningún momento con los protagonistas, no me han parecido "reales".

Me gustaría destacar, al respecto de los pensamientos por los que a veces se dispersan los personajes, que el autor toca temas muy actuales, como el exceso de tecnología en los jóvenes, redes sociales, la pérdida de la cultura, los problemas ecológicos o el bullying. Quizá el enfoque, o la manera de incluirlos no haya sido el correcto, ya que en ocasiones quedan desligados de la historia (los propios protagonistas reconocen que se van por las ramas), pero creo que consiguen llamar un poco la atención del lector y que se piense sobre ellos.

La trama, lo que podríamos considerar la idea base de "La dama del Prado", me ha parecido muy buena. Y por momentos lo ha sido, pero por otros, me ha resultado poco creíble. Por ejemplo, los diferentes anagramas que salen, desde mi punto de vista, están pero porque el autor así lo ha querido, ya que desde la idea inicial hasta la final, no es algo que el lector pueda pensar o discurrir. Es así porque el autor nos lo cuenta a través de los personajes y punto, no me han dado pie a pensar nada, ni buscar ni esperar esa sorpresa del final, ese misterio, que todos esperamos en un thriller.

De igual manera, me ha chocado una escena en concreto, que contaré por encima para no hacer spoiler: cuando los policías acuden a la casa de un sospechoso, enseguida se filtra a la prensa e incluso sale en las noticias el interior del piso, con los cuadernos, frases, dibujos y todo lo que hay que, en principio, relaciona al sospechoso con los crímenes. No sé, pero no creo que en una investigación aún abierta la policía facilite en los noticiarios las imágenes grabadas de "pruebas" que acaban de descubrir. Son detalles que, al menos a mí, me chirrían, y no dan realismo al thriller.

Por último, me gustaría lanzar una última lanza a favor de "La dama del Prado". Su lectura, a pesar de todo lo expuesto, es cómoda y de las que se realizan sin pensar demasiado, ya que entretienen.
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