El don encadenado

“El don encadenado” es, en esencia, una novela de fantasía homoerótica pero que, a pesar de recrearse bastante en dichas escenas, va envuelta en una trama que va mucho más allá.
 
Debo reconocer que no soy muy dada a la novela erótica y que me daba cierto reparo adentrarme en esta historia. Sin embargo, tengo que admitir que a pesar de las muchas y muy explícitas escenas sexuales, estas no me han llegado a molestar. Se nota que hay un gran esfuerzo por hacer que se sientan reales -incluso se da una explicación al hecho de que puedan encadenar polvo tras polvo sin caer agotados, una buena manera de sacarle provecho al hecho de que nos encontramos en un mundo de fantasía- pero que se narran sin abusar del uso de palabras soeces más allá de las que puedan decir los propios personajes. Escritas haciendo uso de construcciones hermosas y algunas veces casi poéticas, pero sin dejar de lado los detalles.
 
Dejando esto claro, vayamos a todo lo demás. Y es que, como ya os adelantaba, esta novela contiene mucho más que escenas eróticas. Es una historia repleta de secretos, conspiraciones, riñas familiares, batallas por el poder, engaños amorosos, hijos secretos, padres desaparecidos y casas nobles que buscan subir de posición social. Vamos, que estamos ante una novela con muuuuuucho “salseo”.
 
Nos encontramos en un mundo en el que elfos y humanos coexisten, y en el que la alquimia ha ido acabando con la magia. Un mundo en el que solo unos pocos tienen en su interior pequeños resquicios de magia latente: son lo que conoceremos como dotados.
 
La novela empieza fuerte, cogiendo ritmo enseguida y sin recrearse en detalles innecesarios. Nos sumergimos de lleno en la vida del protagonista desde la primera página y no tardaremos en vernos envueltos de secretos que deberemos ir desentrañando poco a poco mientras disfrutamos de toda una montaña rusa de emociones.
 
Resulta curioso cómo el lector es capaz de llegar a empatizar con el protagonista a pesar de ser este un personaje que destaca, precisamente, por su incapacidad de empatizar con los demás. Es un personaje que no ha tenido una vida nada fácil, que se ha criado sin el apoyo de una familia y que ha encontrado su único escape y desahogo en el sexo. Y es que la vida empieza a abrirse ahora ante él, ofreciéndole varios caminos entre los que tendrá que escoger.
 
Sin embargo, llega un punto en el que la novela empieza a perder algo de fuelle, dándole -para mi gusto- demasiadas vueltas a un mismo punto sin mostrarnos un objetivo claro. Aún así, a pesar de la desaceleración del ritmo en el tramo final del libro, se nos acaba conduciendo hasta un final que me ha parecido bastante acertado. Un final semi abierto -o semi cerrado, según el enfoque que le queráis dar- en el que la vida de nuestro protagonista queda bastante encarrilada. Pero el mundo que les rodea sigue patas arriba… pudiendo dar este hilo pie a una continuación, aunque no necesariamente manteniendo a los mismos personajes.