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Rafael y Guillermo son dos amigos que ya desde la infancia compartían una gran pasión por la naturaleza. Sin embargo, de mayores toman rumbos distintos. Mientras Guillermo se hace sacerdote, Rafael se decanta por la ciencia. Un día, Rafael es contactado por Cerebrus, una dudosa corporativa que estudia el cerebro humano. Rafael se dedicará a extraer ADN de diferentes reliquias religiosas. Cuando se lo cuenta a su amigo, saltan todas las alarmas. Pretenden clonar nada más y nada menos que al propio Jesucristo. El sacerdote intentará que ese terrible sacrilegio no ocurra y alerta a su amigo de la presencia de una congregación que está dispuesta a todo para que dicho niño nunca llegue a nacer. Ninguno de los amigos se imaginan a los peligros ni a las personas sin escrúpulos con quienes se tendrán que enfrentar. ¿Conseguirán parar el experimento a tiempo? ¿Qué supondrá clonar a Cristo? Nos encontramos ante una novela que con un ritmo ágil y fluido, cuya tensión se mantiene a lo largo de toda la historia. La trama es muy amena y discurre en capítulos cortos que se devoran. La manera describir del autor me ha encantado, es muy gráfica y permite vivir la lectura como si de una guion de cine se tratara. Es una historia que trata temas muy complejos, como la fe, las enfermedades mentales o los dilemas éticos a los que se enfrenta la ciencia. Los personajes están muy bien creados, con bastante profundidad y sus propios fantasmas, miedos y traumas, que les dan mayor credibilidad. Las partes científicas están desarrolladas de manera sencilla y no suponen ninguna dificultad durante la lectura. Sin duda, una novela que recomiendo mucho y que aborda temas muy interesantes y que invitan a la reflexión. Una historia que atrapa desde las primeras páginas y con un final que me ha sorprendido. |
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