Lívidos

Lívidos. Víctor Conde, Raúl Silvestre

Lorenzo es un escritor de éxito que no está pasando una buena situación personal tras el divorcio. Roberto, amigo y agente, le comenta de una mansión en la sierra gaditana para reencontrase de nuevo consigo mismo y comenzar su nueva novela. al visitarla, su propietario le advertirá que compartirá parte de la vivienda con otra familia.

No debe cruzarse con ellos cuando sean casi las doce de la noche. Jamás debía hablarles, ni siquiera ir a la misma ala que ellos ocupan.

En la novela se ve a sí mismo como fuera un nuevo Jack Torrence, por la similitud en las circunstancias de ambos de ser escritores e ir en busca de una mansión solitaria para escribir.

Víctor Conde y Raúl Silvestre son dos escritores completamente diferentes, eso lo comprobareis en la manera que quedó narrada. El que uno de ellos se dedique también al mundo del cine se nota, su forma de escribir es más visual.

Hay trozos buenísimos donde el terror prácticamente parece salirse de la historia, da la sensación que superará lo que el propio autor creó en su mente. Lo describe todo hasta el mínimo detalle con la idea de que vivas el horror. En otros tendréis la percepción que estáis viendo una película vislumbrando la repulsión, el asco.

No es simplemente una novela de casa encantada, es mucho más, es la puerta a otros mundos.
Criaturas de masa informe, formas encorvadas con la cara tapada por unos conos picudos que llevan cosidos directamente a la piel. Médiums con el poder de cánticos antiguos y la palabra, intentando ayudar a una familia cuya hija joven se transforma por una maldición.

Ellos... llegarán al bosque que rodea el lugar en busca de otra chica cuyo don es ver la forma horrible en que puede morir la gente. Espíritus, entes y hambrientos de almas.

Desde luego, os puedo asegurar que no le falta de nada, escenas de verdadero espanto, aunque creo que tanta cantidad le quita protagonismo a la mansión. Hay un poco de sobrecarga, momentos en los que ocurren muchas cosas a la vez, pienso que hubiera sido mejor dosificarlo.
En el cine desde luego te dejaría clavado al asiento, pero en la novela al lector puede costarle asimilar ese exceso en tan pocas páginas, será como una explosión de acontecimientos, cada cual más increíble.
La parte del escritor se narra en primera persona, fue un acierto porque da bastante fuerza a la historia, para mí los mejores trozos.

Un frío glaciar será una de las sensaciones que más vais a leer acompañando a los moradores. Ese frío que cala rápidamente y no remite ni encendiendo un buen fuego. Una mansión inquietante, obra de un arquitecto loco. Desquicia cada trazado, parece un laberinto, psicótica, grotesca. Los verdaderos protagonistas serán los que hay dentro de su otra dimensión.
Uno de ellos saltó ese portal, lleva generaciones alimentándose…

El dueño advirtió al escritor, pero él lo entendió mal.

Una historia de terror que nos habla de lo que puede haber después de la muerte. Sitios mil veces peores que lo descrito en el infierno, incluso puede que la muerte ni siquiera sea el fin.
Mundos ocultos bidimensionales que necesitan ser alimentados. Cuerpos despellejados, muertes.

Dos coautores que no les tembló el pulso imaginando las escenas más macabras y espeluznantes que podáis imaginar. Ojalá todo lo escrito sean solo las paranoias de unas mentes escritoras. Pensar que eso puede esperarnos tras la muerte es imposible de asimilar sin volvernos locos. No faltarán ciertas escenas eróticas que darán un respiro a todo ese terror.

Por cierto, si en alguna ocasión visitáis o alquiláis una casa con sótano y allí veis conservas en tarros, no las abráis, en serio, ni las toquéis…

Terrorífica historia de fantasmas que os dejara lívidos.
Os gustara, no tengo ninguna duda.