Y las cucharillas eran de Woolworths

Desde que leí "La hija del veterinario" tenía muchas ganas de regresar al mundo Comyns y ahora sé que lo he hecho para quedarme. A pesar de que me gustó más la anterior novela, creo que por ese aire gótico que tanto me atrae, en esta he encontrado todo lo que me cautivó de ella; su lenguaje directo y claro, el dramatismo contado con humor e ingenuidad y la complejidad y oscuridad que esconde entre lo más cotidiano.

La novela empieza cuando Sophia y Charles se conocen en plena Gran Depresión. Ambos son jóvenes, bohemios, inmaduros e ingenuos y el amor les envuelve de inmediato, un amor apasionado que los empuja a un matrimonio precipitado. Con la misma rapidez llega su primer hijo lo que supone un obstáculo más en su precaria situación, la pareja sobrevive con lo poco que gana Sophia como modelo de artistas pues Charles se niega a abandonar su poco prometedora carrera como pintor. Es la propia Sophia la que nos irá guiando por una vida llena de sinsabores que, no son más que el reflejo de la propia vida de la autora pues Barbara Comyns se inspiró en su primer matrimonio para escribir esta novela.

La historia está llena de situaciones cotidianas que encierran temas tan duros como la pobreza extrema, la precariedad laboral y social de la Inglaterra de los 30, la maternidad no deseada, la soledad e incluso temas tan de actualidad como la violencia obstétrica. Una novela muy dura pero con una narración que incluso roza lo cómico porque Barbara Comys tiene la maestría de hacer de la desgracia algo divertido.

En fin, os la recomiendo muchísimo si os gustan las novelas realistas (porque que es la vida sino una sucesión de luces y sombras), sencillas y con un toque especial.