No sé porque tenía la idea de que era una novela de miedo. No lo es. Sin embargo, me he encontrado con una intriga bastante interesante y un personaje entrañable. Está escrito a modo epistolar, o de diario, y va cambiando de personaje y, por tanto, de perspectiva, para hilar una historia curiosa y coral. El libro es larguísimo y en ocasiones se hace tedioso. Quizá si no lo hubiera leído en grupo, no lo habría acabado. Cómo contrapartida tiene trozos graciosos y muy entretenidos. Lo mejor del libro, en cuanto a personajes, son los secundarios. Los protagonistas son bastante insulsos, la verdad. En resumen, un clásico, original en su época, sin duda. Hoy día ya ampliamente superado. |