Armada

Qué me diríais si os digo que Star Wars o 2001: Odisea en el espacio, son películas financiadas por la NASA para prepararnos mentalmente ante una invasión extraterrestre? ¿O si os digo que los videojuegos realmente son un entrenamiento encubierto a escala mundial ante un posible ataque de esta invasión? Supongo que diríais que se me ha ido un poco la cabeza y que quizá debería jugar un poco menos a los videojuegos.

Estas eran las ideas que el padre de Zack Lightman tenía en la cabeza y por eso, cuando una mañana Zack ve por la ventana del instituto un Guja, una nave, de su juego favorito, Armada, cree que se le ha ido la cabeza por leer los diarios de su padre.
Nos gusta que guste lo que nos gusta

Como ya hemos dicho, la novela comienza con Zack plateándose la estabilidad de su salud mental. Así, cuando ve la nave de su juego favorito Armada, acude corriendo a su casa para comprobar los apuntes de su padre. Este murió cuando él era un bebé, pero siempre ha estado muy presente en su vida, la música, las películas y los videojuegos de los que disfrutaba su padre fueron los que después disfrutó él. Sin embargo, su padre era un poco más friki que él y montó una teoría conspiratoria según la cual el gobierno nos manipulaba para adiestrarnos frente a una amenaza extraterrestre. Esto lo hacía a través de los videojuegos y del cine (como con Star Wars, Contacto o E.T.). Claro que Zack no cree esto, es imposible, el planeta Tierra es una mota de polvo en el universo como para que otras inteligencias se preocupen por nosotros.

Al día siguiente, después de una noche de juego con sus amigos Diehl y Cruz va al instituto y una nave lo recoge (o secuestra como lo queramos ver). Ha sido reclutado por la ADT (Alianza de Defensa Terrestre), el ataque de los extraterrestres es inminente, sus habilidades en combate son requeridas por la nación. Así que su padre tenía razón…
Hasta aquí puedo leer, obviamente. Lo que más me ha gustado de esta novela, con respecto a su planteamiento ha sido la integración de toda la cultura geek de las últimas décadas. No solo, como nos podemos imaginar por lo que acabo de contar, se hace referencias a videojuegos como el Space Invaders, sino que además se llega hasta nuestros días con referencias, por ejemplo, a Portal. Además, si en su anterior novela, Cline nos daba una panorámica de la cultura geek en los 80, en esta se ha modernizado y ha llegado hasta nuestros días de manera magistral.

La incorporación no se reduce solo a videojuegos, el fuerte de nuestro autor, sino a música y películas, desde Queen a van Halen, desde Star Wars hasta Indpendence Day. Pero no solo eso, la integración ha sido completa, ya que ha incluido otras temáticas de esta cultura como la fantasía con World of Warcraft, Dragones y Mazmorras o El señor de los anillos. No solo la ciencia ficción es propia de esta cultura.

Con todo esto, no es difícil engancharnos a la dinámica del Cline. al fin y al cabo cuando leemos sobre cosas que nos gustan y reconocemos no podemos evitar disfrutarlo. Sin embargo, no hay que entender mal la novela, su motivación no es esta, ni mucho menos. Así como en Ready Player One se nos enseñaba la manipulación de las empresas, pero de manera muy laxa y se desarrollaba más la trama aventurera, en Armada encontraremos bastante crítica a lo gubernamental.

Incorporada a la trama de los extraterrestres, se hará una crítica a la ocultación de información por parte de los gobiernos y sobre todo, representado por ellos, una crítica a la prepotencia. Ya sea a nivel individual o global, como humanidad, el análisis de Cline es que siempre hemos actuado como una raza prepotente que escuda ese sentimiento en el victimismo y la protección. Tampoco tenemos que irnos muy lejos para ver un ejemplo real: Bush y la guerra de Irak.

Además, a todo este bagaje cultural incorporará temas tan típicos en el género como la pérdida del padre y la formación de héroe. Y eso nos lleva al otro punto maravilloso para mí de la novela: su protagonista.

Beagledeacero
¿Qué os puedo decir de Zack Lightman? Normalmente cuando hacemos los tags se nos pregunta que con qué personaje nos quedamos y a mí me cuesta muchísimo decidirme por uno. Ahora ya no.

El personaje de Armada conjuga en él un frikismo y una sensatez que parece imposible fuera de la literatura (y lo digo como friki que está hablando). Es un muchacho normal de instituto (bueno quizá tiene un pequeño problemilla con la gestión de la ira) que por las noches, cuando termina su trabajo parcial, juega a un juego multijugardor online con sus amigos. Huérfano de padre, es feliz viviendo con su madre y la ausencia de su padre pesa en tanto que es una realidad, pero no más allá. Además, expresa sus sentimientos, no es el tipo protagonista retraído y traumatizado que busca refugio en los videojuegos, sino que estos son una parte de su vida, igual que su trabajo su familia, la escuela y los amigos.

Por otro lado, aunque está entre los diez mejores jugadores a nivel mundial de su juego favorito y tenga alarmas en el móvil para no saltarse una misión, tiene los pies en la tierra, no sueña en serio con que sus juegos se hagan realidad, solo quiere romper su rutina. Precisamente, una de las cosas que le lleva a pensar que tiene una alucinación, cuando ve la nave al principio de la novela, es que sabe que la Tierra es una planeta entre millones, pequeño y probablemente poco interesante. El personaje elimina esa idea que sobrevuela, al menos en nuestro pensamiento occidental, de que la humanidad es una casualidad especial del universo o un ente único y por ello aún más especial. La vida es ir al instituto, trabajar y pensar en el futuro (aunque no quiera).

Me gusta mucho esta perspectiva, ya que naturaliza el hecho de que los videojuegos están incorporados a nuestra vida. Nadie se agobia porque un hijo lea muchos libros, pero sí porque juegue demasiado. Lo único que importa es que sea cabal y sepa cuál es su realidad.

Y es que Zack es un chico que piensa mucho y piensa bien, bajo mi punto de vista. Por ejemplo, cuando acude por primera vez a la base de la ADT se sorprende bastante. Su idea de la humanidad le llevaba a considerar que esta era más propensa al caos, más propensa a Mad Max, como él mismo refiere, y menos a la coordinación de un sistema organizado, menos a Star Trek. Esto nos lleva a otra característica que me ha gustado mucho del protagonista. Constantemente se hace un cuestionamiento de la realidad que está viviendo, no deja de analizar lo que ya conoce con lo que contempla. Esto ejemplifica muy bien lo que decíamos más arriba, es una persona muy realista, de tal manera que, cuando los extraterrestres atacan se pregunta por qué corresponde su patrón de ataque con el del juego. El juego es programación, el ataque es real, no debería coincidir.

Quizá el único problema sea, en cuanto a personajes, que, aunque el resto tiene mucha personalidad, están supeditados a la importancia del protagonista. En otras novelas del autor, ha habido coprotagonistas muy potentes, en esta todo gira en torno a Zack; Whodie, Lex, Chen, Milo, Diehl y Cruz o su madre, son muy potentes, casi todos tienen problemas personales bastante interesantes de desarrollas, pero apenas tenemos líneas para ellos. También es cierto que el tiempo que transcurre en la novela, apenas 24 horas, no da para mucho más, si tenemos en cuenta las batallas.

Alcemos el vuelo junto al águila de acero

No se me ocurre mejor manera de celebrar este estupendo día del orgullo friki que ponerse con Armada. Con un estilo dinámico en diálogos, con acciones rápidas y combates de naves espaciales muy, muy detallados, pero que no se hacen pesados, el autor nos presenta a unos personajes que siente, viven y padecen. Con sus reacciones se acerca en la exageración un poquito al estilo narrativo del anime, pero que da a la novela un toque diferente y divertido dentro de la tensión narrativa del momento.


Además, estructura y replica perfectamente el esquema argumental de las películas de invasiones, haciendo una crítica muy interesante sobre las mismas, explicando sus fallos, pero entendiendo también el punto de entretenimiento que necesita el ser humano de ser retado y vencer en la cuestión. Todo ello con un protagonista que se merece todo por sí mismo, por su capacidad de conjugar su vena más friki, con su entereza para salvar el mundo. ¿Recomendado? Miles de síes como miles de estrellas. Que el reto no nos pide desprevenidos.
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