Del convento al infierno

A pesar de que el lenguaje que usa la protagonista me descolocaba un poco (no parecía ir con ella), me ha resultado una historia divertida y entretenida.
Cierto es que cuesta entender a Lorena y por qué actúa como lo hace. Pero en cuanto explica cómo ha sido su vida, la entiendes.

Y es que la pobre ha tenido una vida demasiado "encorsetada", demasiado religiosa, en la que casi todo lo que hacía era pecado o casi. Así que, cuando decide escapar (después de cierta "prueba" a la que tiene que hacer frente) y se encuentra con dos hombres, de esos que hacen pecar, es normal que ni ella misma entienda qué le pasa...
Los diálogos internos de Lorena son graciosos, te hacen reír... Eso sí, al principio me costó hacerme a ellos...

¿Quiénes son ellos? Son William y Hardy, dos hermanos que serán el revulsivo que necesita Lorena para dar el paso definitivo y dar un vuelco a su vida tal y como la conoce. Con ellos, Lorena se ve capaz de hacer lo que hasta ahora no se había atrevido. Con ellos, descubrirá que el Infierno no es tan malo como se lo habían pintado.
Otro personaje a destacar es la madre de Lorena. Menuda mujer, es de esos a los que odias en cuanto aparecen o los nombran.

Y el final... Bueno, yo no me lo esperaba y me ha sorprendido.

Es una historia que muestra que cada uno es libre de tener su vida como quiera, mientras no haga daño a los demás. Que el amor es libre y nadie puede juzgar cómo lo demuestran los demás.