Un libro muy triste pero muy bonito. Se lee muy rápido, pero con el corazón encogido. Muy tierna la relación entre el abuelo y la nieta (aunque desde mi punto de vista es técnicamente imposible que exista una niña taaaaan buena). Y bonita la relación de afecto que surge entre el Señor Linh y el Señor Bark, a pesar de la limitación del idioma. El lenguaje de los gestos y del cariño lo supera todo.
|