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Esta novela del autor francés comienza con un viaje que hace el narrador a dónde vive la comunidad de los Toraya. Estos entierran a sus muertos en sabanas para que pronto se conviertan en parte de la tierra. También entierran a los niños que fallecen dentro de un hueco de un árbol, por lo que cuando el hueco se cierra, pasan a ser parte del mismo. En esta narración, el narrador se cuestiona sobre la esencia de la muerte a causa del fallecimiento de su mejor amigo Éugene. Mujeriego y apasionado, Éugene tiene 5 hijos de 5 mujeres diferentes, siendo el más pequeño tan solo un niño. Preso de un cáncer fulminante, se lo comunica al narrador por teléfono, como una humorada, creyéndose lo suficientemente fuerte como para ganarle. Sin embargo, la muerte que lo ronda se lo apropia. En una visita al hospital, en sus últimos días, Éugene le pide al escritor que lo saque a la calle. Después de insistir denodadamente, logra convencer a su amigo. Juntos se acercan a un café. Allí verán a Milan Kundera, escritor checo que Eúgene admira, relatando la importancia que sus cuentos, ensayos y novelas han tenido a lo largo de su vida. Éugene expresa sus ideas abiertamente, sabiendo que será su última posibilidad de estar fuera del hospital. Poco tiempo después, Éugene muere. Una novela que nos hace reflexionar sobre la vida y su fragilidad, sobre la muerte y su potencia. El autor cuestiona las decisiones que ha tomado, los caminos que ha dejado de lado, las oportunidades que ha visto pasar. Así nos llevará a intentar entender el lugar que ocupamos en el mundo, y como valorar nuestros días en él. |
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