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No es fácil escribir novelas cortas con el grado justo de profundidad para que al lector no le sepan a poco, pero sin pasarse para no tener que destinar demasiadas páginas a contextualizar. Pero, una vez más, P. Djèlí Clark lo consigue. En poco más de cien páginas nos presenta una historia bastante sencilla, de corte lineal al estilo cuento, con estructura típica inicio-nudo-desenlace y que queda muy bien cerrada. Y es que, teniendo en cuenta las limitaciones de espacio propias de una novela breve, el autor toma la, en mi opinión, más que acertada decisión de partir de una trama simple, pero complementarla con otros aspectos muy bien trabajados que la hacen relucir: Por un lado, el contexto histórico-futurístico que tiñe sus páginas, pues la historia transcurre en una Nueva Orleans en la que los esclavos se rebelaron y lucharon, ganándose su libertad. Por otro lado, su sistema de magia basado en el poder de los dioses africanos que, sin ser excesivamente complejo, resulta de lo más original. Finalmente están los personajes, que son pocos pero muy carismáticos, de manera que enseguida se forja un vínculo entre ellos y el lector. Gracias a todo esto, nos encontramos con una lectura original, muy amena y con un trabajo de worldbuilding que tiene muchísimo potencial. Ojalá, en un futuro próximo, el autor se anime a traernos nuevas historias que transcurran en este mismo mundo. Si os gustan las ucronías con toques de magia, no dudéis en haceros con Los Tambores del Dios Negro. Personalmente, me parece el compañero perfecto para este verano, como complemento a un plan de playa o piscina. |
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