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La vida de Víctor Mancini es un desastre absoluto: es adicto al sexo pero va a grupos de autoayuda solo para conseguir ninfómanas. Para pagar la internación de su madre, una ex convicta recurrente con serios problemas psiquiátricos, debe trabajar en un parque temático puritano y recurrir a un engaño riesgoso y azaroso: finge atragantarse en restaurantes caros para que le salven la vida y adquirir benefactores de por vida. Lo rodea una variedad de desquiciados que no se quedan atrás. Pero es la enfermera Marshall la que al proponerle una cura milagrosa para su madre y una hipótesis delirante sobre su identidad le hace perder todo contacto con la realidad. "Asfixia" no es una novela para cualquiera. Su primer párrafo así lo advierte. Es oscura, de a ratos extremadamente escatológica, y a menudo bizarra. Pero cualquiera que haya visto El club de la pelea sabe que ese es el universo de Palahniuk. El del lado oscuro del consumismo y el sueño americano. El de los perdedores seriales que buscan sentirse vivos y salir de su solipsismo a toda costa. Aún ahogándose para que alguien los salve o buscando armar una comunidad de dementes. Como un Erdosain estadounidense del siglo XXI, Victor busca darle un sentido a una vida que parece a la deriva, y contra todo pronóstico, de a ratos despierta cierta ternura y empatía en el lector. Yo disfruté esta lectura polémica pero también absurda en el sentido más existencialista del término. |
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