Todas mis ilusiones

Continuamos con la familia de los Dunas en todo su esplendor.
Le toca el turno a Mario, que entre canciones de Disney y sus tonterías, esconde mucho dolor y miedo dentro de su cuerpo y parece que la única que lo ve, porque lo esconde de similar manera es Anastasia.
Ella vuelve loco a Mario, pero ella que se creía inmune a él comienza a darse cuenta de su verdadera forma de ser, de lo que esconde y de la complejidad de sus actos que van derribando poco a poco sus barreras.
Pero Anastasia, a pesar de ser una más de la familia desde el libro anterior, sigue siendo muy escéptica sobre eso por lo mal que lo ha pasado con su propia familia, por eso le cuesta tanto abrirse.

A mayores, continuamos con la historia de Azahara y Nil en el mismo punto en el que se quedó el libro anterior. Esta historia es la que me trajo más por el camino de la amargura en los primeros capítulos, pero es tan bonita pese a todo que me parece lo mejor de los tres libros. Aunque no nos podemos olvidar del resto de los personajes, los primos de los otros libros, y la abu Rosario, que sale poco pero cuando lo hace es para sentenciar.
En definitiva, que me ha gustado la novela, me ha gustado la trilogía y al igual que con otros libros de la autora me da pena dejar atrás a esta familia.