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Es el segundo libro que leo de la autora y creo que a esta mujer le gusta hacernos sufrir... Trata historias desgarradoras, sobre personas que han perdido algo (o todo) y que tienen que encontrar la forma de recomponerse. Las historias son bonitas, hay que reconocerlo, pero son historias que te estrujan el corazoncito en más de una ocasión. En este caso la historia Trata de Tristan Y Lizz, dos personas que han perdido a sus correspondientes parejas en accidentes de tráfico pero, además, Tristan a perdido también a su hijo. La historia comienza cuando Lizz vuelve a su pueblo con Emma, a la casa familiar donde vivían con su difunto marido. Lizz es una persona que está intentando no derrumbarse del todo por su pequeña, y que intentará mantener su entereza en todo momento, en cambio, Tristan, que lo ha perdido todo, se ha convertido en una persona huraña y despegada de los demás. La vida de ambos se cruza en el primer capítulo cuando Lizz, accidentalmente, atropella al perro de Tristan, pero además se encontrará con que es su nuevo vecino. Este par nos otorga una serie de situaciones curiosas, demoledoras y entrañables, toda una montaña rusa de sentimientos que estoy segura que podréis disfrutar. |
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