Amigo imaginario

Hoy os vengo a hablar de esta lectura que empecé con muchísimas ganas y que al final no ha acabado de convencerme plenamente. A veces pasan estas cosas, las expectativas ponen el listón muy alto y al final el hype acaba desinflåndose. Pero no todo ha sido malo y quiero explicarlo un poco 😉.
Este libro lo tenía todo para ser una de mis mejores lecturas del año. La sinopsis es fantástica, con un montón de esos clichés que nos encantan a todos los amantes del terror. Una madre y su hijo que llegan a un pequeño pueblo buscando una nueva vida. Un niño con sensibilidad especial que toma contacto con las fuerzas ocultas en el bosque que rodea el pueblo. La lucha contra esas fuerzas que amenazan con destruirlo todo y a todos. La vieja lucha de el bien contra el mal, todo ello muy bien contado en el desarrollo de la historia que atrapa desde el primer momento. Si tengo que decir la verdad, he disfrutado mucho del libro en sus dos primeros tercios, porque yo soy muy fan de esos desarrollos potentes que van in crescendo y que te van poniendo el corazón a mil subiendo y subiendo el nivel de tensión cada vez más hasta que todo acaba estallando. Eso lo he disfrutado muchísimo.
Vale, el problema viene en el último tercio del libro. Se supone que lo que toca es ir llegando al final, acabar con la historia. Y para eso no hacen falta más de 200 páginas, ¿ no?. Ese ha sido mi problema, que no veía el momento de que acabara. No había manera, se me ha hecho eterno, la historia entra en bucle y se vuelve repetitiva, cansina, incapaz de mantener esa tensión que ha ido gestándose de forma tan brillante en el desarrollo anterior. Y es una verdadera pena, porque al final lo único que quieres es terminar de una vez la lectura, olvidando todas las buenas sensaciones que la historia te ha ido dejando en un principio.
Como muchos de vosotros estaréis pensando a estas alturas, y bajo mi humilde opinión, a este libro le sobran páginas. Una pena, porque podría haber sido una lectura redonda.