La señal

“La Granja, como se llamaba su nueva casa, se alzaba a unos diez metros de la pequeña calle, perdida en mitad de una extensión de césped mal cuidado y rodeada de árboles hasta donde alcanzaba la vista” ~ La señal de Maxime Chattam.

Tom y Olivia, un matrimonio de Nueva York con dos hijos: el preadolescente Chad y la pequeña Zoey, se mudan a Mahingan Falls, un pueblo de la costa. Quieren dar un cambio a su vida y apuestan por una vida más tranquila. Sin embargo, poco les durará la calma ya que a los pocos días de mudarse, ambos comienzan a experimentar sucesos extraños mientras que los niños, y sus nuevos amigos, viven auténticas pesadillas.

al mismo tiempo, el detective Ethan sospecha que algo extraño está sucediendo en el pueblo ya que se están produciendo una serie de muertes extrañas y excesivamente violentas.

Desde luego si con un libro tienes que sentir y viajar este cumple las dos condiciones. La señal ha logrado convertirme en una niña y sacar de dentro mis miedos infantiles, de hecho no he podido leer este libro de noche. Y, con todo, es un libro que volveré a leer sin tantas ansias y miedos para disfrutarlo más.

Si dividiésemos el libro en tres partes imaginarias, podría decir que en la primera no hay descanso. En todos los capítulos sucede algo y siempre algo que te deja los pelos de punta. Una segunda parte, más centrada en la investigación, es más tranquila y se agradece porque yo ya estaba a punto de que me diese un parraque con este libro. Y en la última parte, el ritmo se vuelve vertiginoso.

La señal combina muy bien los diálogos y las secuencias. Por momentos parecía que estaba viendo una película y realmente veo este libro en la gran pantalla, aunque yo no sé si iría a ver la película ya que algunas descripciones son duras y visualmente podrían resultar aún más fuertes.