Me querrás en 11 semanas

El muchacho se detuvo, giró un poco la cabeza y dijo dirigiéndose a Angy:
—No la conozco aún, pero sé que la amaré siempre… —y reanudó su camino.

Nunca descartes los sueños porque esta vida puede llevarte por caminos inesperados.

Le gustaba el tacto de los libros, el peso de aquellos tomos que olían a papel viejo y usado, la sensación en su piel al pasar las hojas con sus dedos.

Y allí estaban, Ana y aquel regalo que acababan de dejarle. No recordaba haber visto antes un ramo de flores tan bonito. Un ramo de tulipanes amarillos con algunas vetas de color lila. Se quedó mirando aquellas preciosas flores y trató de recordar cuáles eran sus flores favoritas. Hacía mucho tiempo que no se había hecho esa pregunta a sí misma, y en ese momento algo en su interior le estaba diciendo que aquellos tulipanes eran sus flores favoritas. Aunque no podía recordarlo con claridad.

Pasó las páginas hacia atrás hasta llegar al lugar donde claramente faltaban muchas hojas. Tres meses de su vida que habían desaparecido. Tres meses que no conseguía recordar. Tres meses que se habían borrado de su diario y de su mente. Ni tan siquiera recordaba haber arrancado esas hojas.
¿Qué pasó en ese tiempo? ¿Qué ocurrió para que ella misma u otra persona decidiera arrancar y tirar a la basura una parte de su vida?

Abrió decidida la pesada tapa, y entonces un pequeño trozo de papel se deslizó hasta donde tenía la mano con el bolígrafo cogido. Lo miró extrañada; había algo manuscrito con una letra muy cuidada, muy parecida a la que se encontró la semana anterior en el cristal del autobús «Espera» se dijo sorprendida a sí misma. Observó algo que llamó su atención. Esa forma tan característica de escribir… Era la misma. Quienquiera que escribiera aquella frase en el cristal también escribió aquella nota. ¿Sería posible que fueran ambas para ella? ¿Y por qué?