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Sapphira pertenece a una familia acomodada, sin embargo, cuando tuvo la oportunidad, eligió casarse con un hombre humilde y vivir en una zona rural alejada de todo lo que conocía. Ahora, no duerme en el lecho con su esposo que, aunque siente un gran cariño por ella, no comparte sus ideas conservadoras. Sapphira es una de las pocas matriarcas que, con mano dura, posee demasiados esclavos negros a ojos de la sociedad. Rachel, la hija de ambos, más cerca de ideas liberales y progresistas, se ha alejado de esta vida de comodidades y ha preferido vivir de manera austera, criando a sus hijas sola y ayudando a los necesitados. No obstante, las relaciones de Sapphira con sus esclavos son complejas y desiguales; mientras visita y lo da todo por la más anciana, al igual que respeta en lo más profundo a su doncella Till, es fría y tirana con su hija, Nancy, la bella mulata de piel amarilla. Cuando se entera de que Henry, su marido, solo quiere que sea Nancy quien limpie su lugar de trabajo y descanso, Sapphira entrará en cólera, descargando toda su ira sobre Nancy. La novela, no solo trata el proceso de abolición de la esclavitud en Estados Unidos, sino otros tantos temas igualmente complejos y duros. En su búsqueda por dañar a Nancy, Sapphira permite que esta sea acosada sin descanso por un familiar de su marido. En su desesperación, Nancy está dispuesta a dejarlo todo, con tal de no sufrir las consecuencias de ser atrapada por dicho canalla. No os voy a mentir, es duro de leer. Willa Cather, con su espléndida narrativa y sus bellas descripciones, es capaz de meterte hasta lo más hondo de la historia y sentir el sufrimiento de sus personajes. Leerla despacio, a sorbitos, es lo ideal para disfrutarla, pero imposible. Una vez te atrapa, no hay manera de salir de entre sus páginas. Necesitas saber qué pasará a continuación, qué le ocurre a Nancy. Y, a pesar de la frialdad de Sapphira, consigues empatizar con ella, ahogarte en la monotonía de sus días, en su lucha por mantenerse fuerte y autoritaria. Leí esta novela en abril y fue, sin duda, una lectura que me caló muy dentro y, aunque no trate temas bonitos, es una lectura que se disfruta muchísimo. Sin duda, volveré a sumergirme en alguna otra historia de Willa Cather. ¡Qué bonito descubrimiento! |
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