¿Quiénes son los niños de humo que dan título a esta colección de relatos? Son los que vivían en la cuenca minera asturiana y que se reconocían por el olor tan característico que los acompañaba: por las chimeneas y las locomotoras. Aitaña Castaño deja para la posteridad en este libro, acompañada de las ilustraciones de Alfonso Zapico, treinta y siete de las historias de este mundo que ya no existe, de este mundo del que, desgraciadamente, pronto ya no quedarán testimonios vivos. Pero sí este testimonio escrito y visual de sus vidas, de las duras condiciones en las que vivían, de sus alegrías y desgracias. Con una narración salpicada de palabras asturianas, la autora expresa el dolor de desconocer la ubicación de los seres queridos y la desesperación de las búsquedas incansables llevadas a cabo años después de la Guerra Civil española; la felicidad de amores pasionales y abrasadores; la realidad del miedo constante al sonido de la sirena de la mina que avisa los accidentes; la inocencia de los niños creando lazos y comunidad ahumados por sus hogares y ajenos a las distinciones sociales... La vida, en definitiva, con sus más y con sus menos, del mundo minero asturiano. Las historias recopiladas en este libro nos son presentadas en forma de relato breve y mezclan la realidad con la ficción. Con un estilo directo y ameno, se suceden anécdotas felices y tristes, aparentemente sin un hilo conductor más allá de la localización, aunque os recomiendo estar atentas a los personajes, pues algunos reaparecen. Un libro muy recomendable, y tampoco os podéis perder Carboneras para completar el el panorama ofrecido por estos dos artistas asturianos. |