Ayer, nosotros, hoy

Una historia autoconclusiva donde encontraremos romance, superación, problemas familiares…

En lo relativo a los personajes es muy sencillo empatizar con ellos prácticamente desde el primer momento. Scott es un chico que saca buenas notas y quiere seguir haciéndolo para poder entrar en la universidad de bellas artes de Tennessee. Lo que no puede aguantar es el mal ambiente de sus padres en casa. Por otro lado, encontramos a Max, cuyo refugio es la música. Rodeada de malas compañías, haciendo piras de clase y sacando malas notas, sueña con convertirse en una cantante y guitarrista. Además, tiene una relación muy bonita con su hermana, a la que cuida y quiere. Ambos se tendrán que unir para realizar un trabajo de mitología en el que les toca juntos. Nunca habían ni hablado pero esto les cambiará. Veremos cómo el haberse conocido ayuda en la evolución de cada uno, logrando ese crecimiento y enfrentándose a aquello que les duele.

Ha sido una de esas historias en la que los personajes van descubriéndose poco a poco y la interacción del uno con el otro ayuda a esa evolución. La pluma de la autora ha sido maravillosa. Sabe cómo mantener la atención del lector Y avanzar poco a poco para que conozcamos bien a los personajes sin caer en una narración densa. Posee una forma de escribir muy bonita y sencilla.