El planteamiento de Cartarescu es original, redunda en la idea, hasta el punto de compadecerte, del sufrimiento del ruletista por la mala suerte, que le trae su buena suerte. Hasta aquí todo va bien, pero en mi opinión la forma de escribir demasiado filosófica, en la que se dan demasiadas vueltas para llevarnos a dónde quiere, me pierde a las pocas páginas, eso que el libro se lee en un suspiro. |